02. El anfiteatro de la muerte

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[Algunos días atrás...]

Las luces se encendieron. El médico apretó el botón de la cámara que grabaría la necropsia. Son solo ellos dos en la habitación fría y luminosa con algunas camillas de metal. Se cubren las bocas con una tela gruesa y sus cabellos han sido amarrados y ocultos para no intervenir en la escena.

—Ocho con cuarenta y seis minutos de la mañana. Hemos recibido este cuerpo por las autoridades —narraba el doctor mientras depositaba las fotografías anteriormente tomadas del cuerpo en un estante.

Una blusa de manga corta rosa, pantalones que en su momento lucieron un pulcro blanco. Zapatos bajos, sin collares, pendientes pequeños, un anillo de boda. Las prendas están manchadas de tierra y lodo. En el cabello rubio y suelto se escondían un par de hojas secas.

—Se procederá a retirar la ropa.

Hay manchas de sangre en la blusa, en la parte del cuello y los costados, pero el cuerpo también luce manchas de sangre, no se estipula nada aún sobre la muerte. Se trata de una mujer.

Marinette retiró aquel anillo con delicadeza y mientras se dedicaba a inspeccionar las uñas de la víctima se preguntaba si tenía una familia, si su esposo la estaría buscando y sentía pena, ¡sentía el dolor de aquella mujer difunta!

"Vivimos entre la muerte todos los días" pensaba.

Recorren su piel manchada a tonos verdosos y cafés. Comienzan sus huesos a marcar su figura. Los ojos hundidos en charcos oscuros sin vida. No hay señal de dilatación. No hay ningún pulso. Está por demás decir que está muerta, pero forma parte del protocolo comprobar que esto es verdad.

—Presenta lesiones —habló la mujer mientras sus dedos enguantados acariciaban la piel sucia— en los costados, por debajo de las costillas. Hay manchas de moretones.

—Presenta marcas en la espalda, posiblemente de una mano ejerciendo presión —documentaba de igual manera el doctor que por su parte, revisaba la parte de los hombros, el cuello y la cabeza.

Se tomaron fotografías para la evidencia y con la poca información empiezan a armar teorías. ¿Ella habrá pensado en ver la luz por última vez? Pero comúnmente las mujeres que terminan tiradas en un barranco muertas nunca imaginan terminar allí. Y aunque conservara sus prendas sin algún rasguño, las pruebas determinarían el milagro.

—Mujer, de aproximadamente 45 años. Cabello rubio, ojos claros, piel blanca, estatura de 1.68 metros. Lunares en el cuello, dos en brazo derecho. Sin cicatrices, ni tatuajes. Es hora de tomar las huellas dactilares.

En CSI estas pruebas las tendrían en un instante, pero en la vida real, los resultados pueden llevarse días dependiendo de la complejidad. Es solamente el inicio de una larga mañana llena de finas incisiones con el fin de encontrar la verdad. De tener, la mayor cantidad de información posible para el que esté buscando afuera con algo de esperanza.

Las muestras se guardaron en pequeñas bolsas especiales con etiquetas y fueron enviados algunos tejidos a patología.

Se envolvió el cuerpo con delicadeza y mientras se cerraba hasta el último centímetro en aquella bolsa, el doctor retiraba sus guantes y despejaba su rostro para mirar hacia la cámara.

—La necropsia de la víctima 041324 se realizó satisfactoria bajo la estimación de muerte por agresión sexual, sin embargo, no se observaron hematomas ni lesiones en los muslos, no se encontraron muestras sospechosas en el área del pubis, pero se tomaron las muestras necesarias de estudio para los senos y la vagina. De acuerdo con la información obtenida por las autoridades y la necropsia realizada el 10 de septiembre del año 2018 finalizada a las doce con cincuenta y cuatro minutos del medio día, se estima que la víctima sufrió una fuerte caída provocándole golpes en el cráneo y severas fracturas en el húmero derecho, maxilar inferior derecho e izquierdo y las costillas. Por ello mismo se hizo una extracción cerebral y se hicieron cortes pertinentes para el estudio de estos. La práctica en el tórax demostró que hubo derrame interno por perforación en el pulmón izquierdo. Se esperan resultados del resto de los estudios.

Se detuvo la grabación y durante un minuto, permanecieron en silencio frente aquel cuerpo antes de que se llevara al cuarto de congelación. Marinette se encargó de ello.

Avanzaba con la camilla con su mente divagando en cada una de las habitaciones de aquel camerino de la muerte. Donde un "por qué" era muy difícil de satisfacer y decir adiós era por primera vez, algo sencillo.

Dentro de aquella habitación donde sería fácil terminar como ellos, los menos dos grados centígrados abrazarían a la difunta hasta que alguien la reclamara, si es que tenía algo de suerte y no terminaba con el resto que nunca conocerían su origen. La acomodó con el resto y salió de aquel lugar sobándose un poco los brazos.

La historia de la víctima 041324 no continuaría hasta que los otros departamentos tuvieran algo que comentar al respecto. Y eso sería en mínimo tres días.

***

—No hay rastro de violación, todo parece estar en orden en ese sentido —hablaba Raúl mientras leía los reportes de los resultados de estudio y apreciaba las fotografías tomadas en la última sesión—. Sin embargo, los hematomas de la espalda podrían ser indicador de lucha.

—Sí, pero no hay rastros de huellas en su cuerpo. Puede que haya tenido algún altercado. Cuando llegó tenía cuatro días de muerta, según el reporte que nos pasaron, habitantes de la localidad lo reportaron por el mal olor —hablaba Marinette leyendo el resto de los resultados.

—¿Un asalto?

—¿Un asesinato? No lo sabremos... —masculló— no hay registros de ella en la base de datos de las AFIS.

—Podríamos enviar sus datos a otros estados —propuso el hombre.

—¿Crees que los tendrán si no están la base de datos de aquí? Si con trabajos su sistema sobrevive, no me imagino cómo están los demás.

—Bueno, tendremos que esperar como con el resto de los cuerpos —alzó los hombros al ordenar el resto del papeleo sobre el escritorio— aunque si me preguntas, la vi y siento que no es de por aquí...

[Actualidad]

"Adrien Agreste", se grabó muy bien aquel nombre luego de llevar a los caballeros de regreso a Atención al Público. Caminaba de vuelta a su área de trabajo y decidió tomarse un minuto y admirar.

El lugar era reconfortante, hay un espacio para todo y para lo que sea a las personas que llegan ahí con dolor y esperanza. Esperanza porque era mejor eso a nada. Dolor porque una vez ahí ya no hay otra respuesta. No al menos alguna que los haga sentir bien por el momento.

Hay una mujer acompañada de su hijo de treinta, están buscando a su hermano. Han visto varias fotografías, algunas de la ropa, otros de las marcas como lunares o cicatrices. Hay otra señora cargándose fotos de un niño de doce años, cree que puede estar ahí, pero su corazón espera que no sea así.

Siempre había visto con sus ojos. Buscaba el misterio, su pasión, la justicia. Pero ahora que lo pensaba, todos los que laboran allí cargan una gran responsabilidad. Cargan buenas o malas noticias. Cargan con una verdad, con una mentira, con un caso a resolver.

Tienen en ellos el adiós de alguien que creció, vivió y amó alguna vez. Del que se equivocó, del que se perdió, del que no conoció la Gracia.

El joven al que acababan de atender había perdido a su madre y aunque sabía que allí ella estaría, en sus ojos se imprimó su profundo deseo que no fuera así. De que no fuera real.

Se sentía solo. Sin consuelo. Como si hubiera ganado una gran batalla y hubiera perdido otra más importante. Lo miró acariciar el anillo que ella portó en sus últimos momentos de vida y fue entonces que sintió su mirada.

Sin saber cómo reaccionar, Marinette solo metió sus manos a los bolsillos de su bata y con una penosa mirada solo ofreció una media sonrisa.

Él pareció tomarlo bien y con un leve asentimiento de cabeza le dejó un "gracias" en el aire. 

De carne y huesos [AU Adrinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora