Capítulo 8. El Reencuentro

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Jungkook

Algo dentro de mí decía que debía correr hacia el otro lado, pero ese mismo sentimiento me mantenía clavado al piso con una calidez que hace tanto tiempo no sentía en el pecho, ese olor, ese maldito olor, respire al escuchar entre mis elucubraciones la voz preocupada de mi acompañante.

— ¡¿Te sientes bien kook?!, mejor vamos a sentarnos.

Sonreí Baek siempre estaba conmigo, incluso en mis días más oscuros, sabía que a él podía contarle todo, jamás habíamos podido tener una relación formal ya qué éramos tan parecidos, pero nos hundíamos en el cuerpo del otro cuando lo necesitábamos más allá qué sexo, era una complicidad íntima entre nosotros.

— Estoy bien, no te preocupes ahora a lo que venimos.

Abrace su cintura girando con él para quedar exactamente a un lado de la pareja, en ese giro tome sus labios en un beso profundo, íntimo, algo que solo él y yo entendíamos, él sonrió para decirme — Feliz cumpleaños, ambos nos echamos a reír hasta que voltee a enfrentar al estúpido de Min, con esa mirada de suficiencia, pero no encontré la mirada gatuna de ese odioso, el alma se me fue al suelo al encontrar aquellos ojos grises protagonistas de mis peores pesadillas y miedos, el miedo a perderlos.

Los ojos grises me miraban con recelo, tristeza, dolor, sentí que mi alma abandonaba mi cuerpo, dejando atrás un frío inexplicable, las palabras se apelmazaron en mi garganta, sin dejar escapar sonido alguno, estando a punto de lanzarme a los brazos del ángel que estaba frente mío me imaginaba que aquel pequeño niño se convertiría en una verdadera belleza, pero jamás creí que al grado de parecer irreal, sus labios, su cuerpo, su aura todo era tan perfecto, hasta que el imbécil de Min reventó mi burbuja, toco a Jimin tan libremente acercándolo a él, eso detonó qué mi parte estúpida saliera a flote, enseguida tome su muñeca aferrándome a ella, en parte por el coraje de ver a Min rodearlo con su brazo y en parte porque no deseaba dejarlo ir, escuche un quejido de su parte — Kookie me lastimas, déjame ir.

— Por eso no ibas a casa en todos estos años, Jimin, porque andabas de Puta revolcándote con este imbécil, ¿no es así?, comencé a reír sin soltar su muñeca.

— Estás ebrio, suéltame.

Sentí mi mejilla arder por la bofetada que se estampó en mi rostro, pero antes de poder reaccionar deje de sentir aquella calidez en mi mano, dos tipos se interponían entre ellos y nosotros, un pelirrojo alto sobaba con ternura la muñeca de Jimin, mientras Yoongi sobaba su espalda, cosa que me enfureció de verdad, pero no pude atravesar a los gorilas que se interponían así que le grite con todo el odio posible, — cuando fue que te volviste tan fácil ¡he!, me das asco Jimin, no quiero volverte a ver, sus manos temblaban y sus ojitos comenzaron a aguarse, me sentí fatal, avance un poco, pero de un momento a otro Yoongi me tenía en el suelo.

— Si vuelves a insultarlo, te arranco la lengua, me entendiste Jeon, vamos Minie, no tienes por qué escuchar a este tonto.

Baek quien estaba tratando de llegar hacia mí corrió a levantarme, mientras veía como alejaban a Jimin a una zona exclusiva del Jimmy'z, claro olvidaba que él estudiaba con la realeza, me sentí tan poca cosa, en ese mismo instante me levante de un salto limpiando la sangre de mis labios, para tratar de llegar nuevamente a Jimin, pero los gorilas no me lo permitieron, así que perdí la cabeza nuevamente, comencé a gritarle lo más fuerte que podía — Tú deberías agradecerme, siempre cuide de ti porque eres débil y sin mí te volviste solo una zorra, que dirá tu padre cuando se entere o aún mejor que crees que pensaría tu madre si viviera, maldita la hora en que crecí junto a una perra debilucha como tú, no sabes cuánto te aborrezco, si te cruzas en mi camino nuevamente, lo lamentarás.

Juegos de seducción. KookMinWhere stories live. Discover now