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Jimin barría por toda la casa con musica a todo volumen y unas energias que me llegaban a cansar, mientras que yo solo estaba en él sofá viendo noticias en mi móvil y con una taza de café cerca, día perfecto para descansar y relajarme y con las bonitas caderas de mi novio moviéndose por todo él lugar, de un momento a otro me distraje.

Pensaba en él ser que sacudía con paciencia y sonreía por la musica, él era precioso y tentador, sus piernas gruesas y bronceadas se dejaban a la vista gracias al pequeño short ajustado que portaba, sin hacerse la minima idea de lo mucho que me emcantaba eso.

Él me daba la espalda mientras bailaba una cancion de red velvet, esa bolita sexy y tierna que me sacaba de quicio y me sacaba canas verdes, era lo que más amaba en esta vida.

Aunque peleáramos y nos matáramos con la mirada él amor por él era más fuerte que cualquier cosa.

—Yoongi... Min Yoongi.

La dulce voz de Jimin me sacó de mis pensamientos y cuando quise ver ya no había musica y él delantal que ante usaba él pequeño se encontraba en la mesa.

Sus brazos cruzados y su pie moviendose constantemente contra el frio piso me dieron a entender que ya llevaba rato llamandome.

—Dime pequeño.

—¿En que tanto piensas, eh? —Su ceja erguida y su sonrisas ladeada— Mejor dicho ¿Que tanto miras?

—¿Acaso está mal tener pensamientos sucios sobre ti?

—Para nada.

Apartó los utencilios de aseo y con lentitud empezó a acercarse a mi, moviendo sus caderas sensualmente y mordiendo sus labios, obviamente provocándome... Y claro que lo estaba haciendo.

Tragué seco cuando le sentí en mi regazo, sentado con cada sus piernas a cada lado de mi cadera, enrolló sus brazos en mi cuello y empezó con los juegos en él cabello, erizandome cada vello de mi ser y poniéndome la piel de gallina.

—Tienes unos ojos muy traviesos amor.

—Te ves jodidamente sexy hoy, provocador.

—¿Que? Pero si soy adorable Yoonie.

Con un puchero y haciendose el tímido empezó a moverse y de paso a torturarme.

Maldita sea.

—Eres un descarado.

Se acercó a mis labios jugando un poco, entre besarme o no besarme, y era un juego muy divertido para ambos, por fin lo tomé de la nuca y empecé a besarlo lentamente, sujetando con fuerza su cintura y dejando caricias por doquier.

—El travieso aquí es otro.

Decía Jimin emtre besos y sonrisas coquetas.

Volvimos a los besos y cuando disponíamos a recostarnos en él sofá él timbre de la puerta nos supo interrumpir.
Él menor gruñó enojado.

—¿Quien mierda es?

—Voy a ver.

Le di un pequeño beso en los labios y acomodándome un poco la ropa me dispuse a abrir la puerta.

—¡Hijo, mira nada más como estas! ¿Estas sufriendo? Sabia que ese niño no iba a saber cuidarte.

Suspire con cansancio y dejé pasar a mi madre, Jimin estaba en él sofá como evidente molestia y enojo, lo entendía, mi madre era realmente pesada.

—Mirate, parece que estuvieron muy ocupados revolcandose.

—Claro suegrita, es un placer verla tambien.

Él sarcasmo y las sonrisas falsas no faltaban mientras Jimin y mi madre estuvieran en la misma habitación.

—Supongo que no has comido nada —Ignoró las palabras de Jimin y se volteó hacia mi, dandole la espalda al menor — mira cuan delgado estas.

—En realidad, Jimin es muy bueno cocinando, tu lo sabes.

—Solo veo a un chico flojo con suerte.

—Voy a la habitación amor, nos vemos luego.

Con un beso descarado y con lengua él menor se despidió, con serias ganas de molestar a mi madre y sin más se retiró orgulloso, aunque sabia que luego iba a tenee una pequeña charla con mi pareja a cerca de lo entrometida que era mi madre.

—Mamá dejamos respirar, Jimin y yo somos adultos.

—Te lo he dicho cielo, ese chico no me convence, solo quiere tu dinero.

—El tiene más dinero que yo y lo sabes, solo dejalo en paz, es la persona que amo... No voy a separarme de el.

Y por mas que tratara de convencerla sabia que en su terca cabeza no existia mi nombre junto al de alguien mas y menos con él de Jimin.

Toxic «Yoonmin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora