Capítulo 9

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✨Editado✨

—Ojala tu positivismo fuese contagioso —Macarena le dice al hada cruzándose de brazos —. Creí que vendríamos y nos llevaríamos las gemas, solo así —pensé lo mismo amiga, pensé lo mismo.

—Nada que sea mágico es así fácil, niña —reclama Deka acercándose a ella—. La magia viene con un precio y una advertencia, como las letras pequeñas de un contrato, y tampoco se adquiere a la ligera, no vas a un mercado y pides magia.

—¿Pero y que sucedería si no somos dignas? —pregunta Justina, muy buena pregunta, y me aterra la respuesta como no se dan una idea.

—No sería algo lindo de vivir —contesta esta vez Blake —. Siempre ha habido alguien que le plante cara a los Deambru, pero sin las salvadoras no hay final para una guerra así. Sin salvadoras es lo mismo que entregarse en bandeja de plata, solo habría destrucción como la primera vez.

—De todas formas lo lograran, nacieron para esto —aclara Lex intentando disolver un poco el ambiente pesado —. El libro nunca se equivoca, por algún motivo fue creado, son las indicadas. Habrá obstáculos, eso es seguro, pero ustedes son las indicadas.

Me mantengo callada a un costado de la conversación a un metro de mí, las palabras no me salen, nunca había sentido algo como esto. Depende de nosotras que todo salga bien, eso acaba de decir Blake, al igual que la historia del libro. Por más que hayan personas que se enfrenten a los Deambru sin gemas no acaba bien, la primera vez la reina acabó exiliada de su propio imperio, y solo cuando tuvo en su poder las gemas pudo vencer a su hermana y traerles paz a todos nuevamente. Debemos tener esas gemas sino, no habrá paz. Pero... ¿Y si se equivocaron y no somos las indicadas? ¿De dónde sacaran a nuevas salvadoras? ¿De una galera?

Silenciosamente me alejo del grupo y camino al altar que dijo Deka debíamos pisar para que la cueva eligiera si éramos dignas de poseer las gemas o no. Ya entiendo a qué se refiere, en el camino Freya no paraba de hablar de la cueva, se trata de un puente entre el mundo mágico y el mundo humano. Por eso podemos verlo en nuestro mundo. La cueva es un ser mágico que no tiene ni nombre ni rostro y que nadie conoce, solo sabemos de el gracias a las gemas ya que él es el que decide si las portadoras son dignas o no. Nadie ha hablado con él ni lo ha visto, nunca.

Me detengo en unos escalones de piedra hechos por la misma cueva, arriba de estos hay un pequeño altar, es un pentágono con colores, morado, amarillo, rojo, verde y azul. La luna lo ilumina y al subir dos escalones puedo ver una frase súper rara, me recuerda a los libros de la biblioteca, ese idioma.

—¿Qué haces? —preguntan a mi espalda, volteo y me encuentro con el rostro serio del hada, Deka, está volando unos centímetros de mi suelo para quedar a la misma altura que yo. Sus manos están detrás de su espalda, y veo como sus alas emplumadas se mueven despacio para mantenerla en el aire y al no contestar alza una ceja trayéndome al mundo nuevamente —Te pregunte algo, Amelia.

—¿En qué idioma está escrito? ¿Qué dice ahí? —señalo el altar, ella baja al piso y veo que es unos centímetros más pequeña que yo.

—Está en euskera, es el idioma natal del mundo mágico, pero hablamos varios —sonríe arrogante, no sabía que los seres mágicos eran ultra lingues, hace días siquiera sabía que existían, se acerca al altar y lee la frase —. Mendeetan zehar, adierazitakoak mundo biak salbatzeko aukeratuko dira.

¿Podrías decirlo en un idioma que comprendamos todas? ¿Cómo español? ¿Por favor? —pide Milena altanera.

—Ustedes son las únicas que no comprenden la frase —dice Sophie, miro a las hermanas y estas asienten —. Como sea, dice, "Por siglos, en este punto se elegirán a las indicadas para salvar ambos mundos".

Conectadas (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora