Introducción

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Introducción
¡Qué difícil es romper el hielo entre el lápiz y las hojas de un cuaderno en blanco! El blanco se hace muy intenso cuando lo miro, me provoca dolor de cabeza y lo cierro. De lejos lo veo y me pica el ojo, como si se hiciera el importante e irresistible. Yo, lo ignoro… Van meses que lo pienso y no sabía cómo empezar.

Como lectora, las primeras 5 líneas de un libro nuevo que compro o me regalan son las más importantes para mí, tanto, que incluye la palabra «difícil» en la primera línea ¡¿Qué?! ¿Releíste el principio? Así es, las palabras «difícil» y «miedo» están en mi vocabulario, es por eso que las invité a este libro, para poderlas superar. Mientras escribo veo cómo se hacen latentes y presentes, pero, desde el contacto de mi lápiz con la hoja, empezaron a debilitarse.

¡Qué profunda! O ¡Qué complicada! Dirían, y es que… ¿No me conoces? Soy mujer ¡Acéptalo mundo! Soy niña, soy una chica, soy una mujer, todo en un mismo cuerpo, estoy llena de complicaciones, complejos, limitaciones (impuestas por mí y otras por la «sociedad»), gustos, disgustos, cambios de ideas en fracciones de segundos, llena de sentimientos, tan diversos como los diferentes tipos de artículos de belleza que existen; que si para flaquitas, gorditas, piel grasa, piel seca, cabello liso, rizado ¡Ajá! Tú me entiendes la idea. It”s me! soy yo, eres tú, es tu amiga, tu enemiga, es tu mamá, es tu vecina ¡Somos todas!  Desde las más pequeñas hasta las +100.


La imposición de la sociedad (y por sociedad me refiero a todo tipo de persona que critica) daña, discrimina, impone prototipos, señala y más. No se ve hacia dentro de sí… Porque si la Santa Palabra de Dios dice que: El cristiano debe ser «perfecto» en su esfera limitada así como Dios es «perfecto» en su plenitud infinita (Mt. 5:48) entonces entiendo que la perfección existe, pero algunas veces no somos, ni seremos capaces de alcanzarla en la vida por nuestras limitaciones, me pregunto: ¿Cómo puede venir una «sociedad» a decirme cómo debo, o no debo ser, actuar, hablar y hasta pensar?... Sí, es verdad que hay ciertos lineamientos y normativas que debemos respetar y seguir, no solo porque lo exija el común, sino, por dignidad como persona, como niña, joven o mujer. La humanidad está llamada a ser libre (no hay que confundirla con libertinaje), a respetar a los demás por su forma de pensar, sus creencias y hasta su cultura, pero también a respetar y aceptar las nuestras mismas.

¿Sientes que eres de esas personas que no pone en práctica los consejos que das a los demás? ¡Ajá! Así somos muchos por no decir todos, queremos que otros hagan cosas que creemos que es lo mejor para ellos, y ¡Qué raro! Pues no lo aplicamos, entonces, ¿eso nos convierte en «sociedad»?

Te haré un recorrido por las diferentes etapas que experimenta una mujer.
Los problemas que constantemente tenemos con nuestras madres, la no aceptación de nuestro cuerpo, los dolorosos ciclos menstruales. Te hablaré de la castidad y su importancia en estos tiempos, cómo cuidar nuestra salud física y mental, amarnos a nosotras mismas… Al final te ayudaré a buscar y encontrar la felicidad (o por lo menos intentarlo), ¿por qué no?

Con estas historias, anécdotas, chismes y por demás, que no son mías, sino de la amiga de una amiga, te invito a reír, a llorar, a reflexionar, pero sobre todo, a mejorar… A que haya un cambio positivo en tu vida, pues tenemos que romper paradigmas y hacernos respetar, sin imponer, sin ser agresivas, sino sacar este «Don» que Dios nos regaló, que es el Don de dar amor incondicional.

Historias y Anecdotas de la Amiga de una AmigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora