—¡Vaya! Hola a ti también hermanito. Que calida bienvenida...
—¿Por qué estás aquí?—Me preguntó por fin guardando la pistola.
—Pensé que te alegraría verme con vida, pero ya veo que no...—Me crucé de brazos— Christopher, yo no soy como psicópata de Kate.
—Maia...Yo...—Se acercó a mi—Es bueno tenerte en casa.— Y después de eso me abrazo.
¿Qué carajo?...
Por un momento creí que se habia vuelto loco. Si estás aquí por venganza, acabaré contigo. Su murmuro en mi oido me confirmo que seguía siendo el mismo imbécil.
Con la misma sonrisa hipocrita se alejo de mi y tuve que finguir una por igual.
—Y-yo estaba pensando en pedir algo de comida. ¿Maia te quedas a cenar?— Allison sonrió ilusionada esperando mi repuesta.
Seguía teniendo aquella sonrisa.
—Por supuesto, Ally.—Le sonreí.
—Bueno...Mientras Allison ordena la cena, nosotros pondremos la mesa.—Después de eso Chris camino al comedor conmigo siguiéndole.
—¿Cuál es tu misión?...—Me murmuró un tanto serio.
—¿A qué te refieres?— Murmuré igual pero con una sonrisa.
—Sabes a lo que me refiero.
—Extrañaba a mi familia, Christopher.
—¿Familia? No creo que nos hayas llamado así la última vez que nos vimos.— Soltó con la mandíbula tensa.
—¿Y que esperaban? ¿Qué le agradecería por dejarme en Lian Yu?— Trate de controlarme— Tu votaste...
Cada vez que lo recordaba seguía doliando más y más, quizás noto el dolor en mis ojos y suspiro.
—Maia...
—No regrese para escuchar tus disculpas.—Me aleje ignorando su presencia.
—¡Ya llegó la comida!— Nos interrumpió Allison llegando con bolsas de comida china.
¿China? ¿En serio?
[...]
Cuando terminamos de cenar Allison se fue a su habitación para descansar. Mientras tanto yo lavaba los platos con ayuda de Chris.
—Es el último...—Le avisé dándole el plato para que lo secara.
Me quité los guantes de plástico y los dejé aún lado. Me alejé un poco de ahí.
Me quedé parada viendo la Televisión de la sala. Un dolor de pecho y cabeza me invadieron repentinamente. Mi corazón se aceleró haciéndome respirar con pesadez. Un calambre en la espina dorsal me incómodo extendiéndose por todo mi cuerpo provocando que mi cuerpo temblará.
—¿Maia? ¿Qué pasa?
La voz de mi hermano se escuchaba con eco y mi vista se comenzaba a volver borrosa. ¿Qué me está pasando? Sentí por un segundo como si alguien me hubiera electrocutado...
—Maia...¿Maia?
—E-estoy bien...—Dije un tanto adolorida
Miré a Christopher quién me veía un tanto preocupado. Evité su mirada y suspiré.
—B-bueno, hora de irme...—No espere nada de él y tome mis cosas—Nos vemos.
[...]
—¿Cuál es mi misión?— pregunté rápidamente cuando Kio atendió mi llamada.
—No tendrás vacaciones, podrías matar al Kitsune, pero sería peligro—Se río—Encárgate, sabes que hacer.
—No lo defraudaré.
—Lo sé, pequeña cuatro. Un cazador que tiene contactos en la escuela te aceptaron para que estés más cerca de ellos. Vas a ser consejera.
—¿Consejera? Sabes que no me pega. No soy buena dando consejos, en vez de eso les causaremos más problemas.
—No importa, Argent. Cumple tu misión.
Colgó sin dejarme responder.
Suspiré quitándome la ropa. Entre a mi ducha con agua helada, me quedé un como con la cabeza hacia arriba sintiendo la gotas caer por mi rostro. Empecé a bañarme y al momento de pasar la esponja por mi estómago visualice las marcas que tenía y no solo ahí...en todo mi cuerpo.
Algunas eran de garras y otra de navajas. Un par de recuerdos mi invadieron. Seguí con mi baño y salí al terminar, me gustaba andar en lenceria y con aquel conjunto negro me dirigí a la cocina para hacerme un té ya que odiaba el café. Mientras esperaba que el agua se calentará observé las marcas de unas pequeñas garras de un lobo en mi brazo izquierdo. Pasé la yema de mis dedos por estás...
Derek... Su nombre invadió mi mente pero el sonido de el agua hirviendo me trajo a la realidad haciéndome apagar la estufa.
—¿Dónde estás Derek Hale?...—Murmuré suspirando apoyándome cabizbaja en la barra de la cocina.
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