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Final- Para siempre...
El sonido lento de la melodía, algunos murmullo y rostros llenos de sonrisas era lo que más se podía observar en aquél lindo lugar.
-Estoy muy nerviosa...-Confeso Maia a su hermano mayor el cual se rió de ella.
-Se te nota, yo estaré aquí, va a ser el mejor día de tu vida.-Chris acaricio su cabello y beso con cariño su frente.
Maia con los nervios a flote acomodo la falda de su vestido blanco y sostuvo con fuerza el ramo de flores entre sus manos. De pronto la melodía cambio y fue cuando dio inicio...
Maia dejo escapar un suspiro lleno de nerviosismo y camino con su hermano al lado de ella.
La puertas de el Loft se abrieron dejando pasar a los hermanos Argent a través de esta, los invitados giraron al verlos pasar y al final de estos se podía apreciar un hombre lobo muy contento.
Ambos caminaron por la pálida alfombra que yacía en el suelo dando camino hasta el sacerdote.
Derek pudo sentir los fuertes nervios de Maia y la tomó de la mano sonriendo ligeramente. Los invitados los apreciaban y la ceremonia había dado inició, ambos apenas y le prestaban atención al sacerdote, ya que solo ponían verse el uno al otro.
Cómo siempre solía serlo, solo eran él y ella.
Argent y Hale.
Solamente se miraron a los ojos como sabían hacerlo, estos conectaron a simple vista como siempre lo habían hecho, la mezcla de verdes.
Un verde pasto y un verde radioactivo.
-Y bueno...- Sonrió el padre- Ya puedes besar a la novia.
-Ya era hora.- Contestó Derek con una sonrisa pícara.
Maia bajo su cabeza un poco sonrojada y Derek subió su mentón para que lo volviera a mira.
-Te amo, Argent...- soltó el lobo mirando con apreciación a su esposa.
-y yo a tí, Hale.
Ella le respondió y Derek sonrió casi embobado al apreciar una vez más su apellido salir de los labios de su amada.
Su ojos conectaron como el primer día, aquel día en la cancha de baloncesto, fue el reflejo de verde con verde, una unión inquebrantable. Poco a poco se acercaron, por acto de reflejo sus ojos se cerraron y sus labios se sellaron en un beso, uno lleno de promesas, sueños y un futuro uno al lado del otro para la eternidad. Fue un beso suave de esos que te acarician el alma con un simple roce y te llevan a las estrellas. Todo el mundo se fue a la mierda, solo existian él y ella.
Derek fue el primero en abrir los ojos.
-Aun sigo jurando que te amaré el resto de mi vida...
-¿Lo recuerdas?.-Pregunto Maia con una sonrisa brillante.
