Uno y mil pasos,
allá voy una vez más,
cantaba David
y su serpiente blanca.Inicio la marcha,
que nada detendrá
salvo el principio
que también es final.Corriendo soy yo
sudor y verdad
carne y asfalto,
y nada más.El ritmo firme
la vista más allá
algo me empuja,
el deseo quizás,de sentir el viento,
mi respiración,
mis pasos,
mi libertad.