Capitulo 22.

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(FIN DEL MARATÓN)

Narrador omnisciente.

Chloe y Sarah entraron en casa de la primera.

Sarah se tiró en el sillón y comenzó a llorar, le contó a su amiga todo lo que la mamá de Cameron le había dicho y cuan tonta se sentía de haberse enamorado del castaño.
Ella no era así, salía con distintas personas y se divertía, pero nunca se enganchaba a ninguna, para una vez que le pasaba y terminaba hecha trizas.

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Por su parte Cameron, después de vagar un rato por su fiesta de cumpleaños, decidió escapar de su mamá.
Se dirigió al bar y sacó una botella de whisky, para ir a esconderse en el cuarto que había sido de su prima, en la planta alta de la mansión.
Sofia que seguía cada paso que daba su primo lo siguió y cuando entró en el cuarto lo encontró sentado en la cama empinándose la botella.

Sofia no dijo nada, sabía que Cameron lo estaba pasando mal, mañana hablaría con ella de todo lo ocurrido este día.

Luego de beber casi la mitad de la botella se tiró en la cama, tapó su cara con su brazo y repetía algo que solo el entendía.

Después de un rato de estar así se quedó dormido.

Sofia desvistió a su primo y lo tapó con la colcha de la cama y ahí lo dejó, durmiendo como un angelito.

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El lunes Chloe y Sarah volvieron al trabajo.
Aunque Chloe le dijo a su amiga que podía tomarse unos días más, esta le dijo que no, que estaba bien y que le haría bien trabajar para distraer su mente.

Chloe decidió que iba a ayudar a su amiga para salir de ese estado, le daría un trabajo que tendría que realizar fuera de la ciudad, el trabajo duraría un par de semanas, eso podría aminorar un poco el dolor que Sarah estaba llevando estoicamente.

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Sofia estaba en su oficina organizando todo para la fiesta de aniversario de su empresa, con temática "playero/hawaiano"; su mamá era una estrella para realizar banquetes, pero este año ella quería algo más familiar y menos formal, una barbacoa en la piscina le había especificado a su mamá.

Estaba ultimando los detalles cuando los golpes en su puerta la distrajeron de su tarea.

Sofia: Pase―dijo.

Cuando alzó la vista, vio que una visita no grata hacía ingreso en su oficina.

Sabrina: Hola Sofia, ¿cómo estás?. 

Sofia: Hola Sabrina, estoy muy bien, ¿y tú?.

Sabrina: Excelente―le respondió ella con una gran coquetería, algunas cosas no cambiaban.

Sofia: Te puedo ayudar en algo?―preguntó Sofia algo incómoda.

Sabrina: Solo pasaba a saludar, vine a ver a papá y me dijo lo de la fiesta aniversario del fin de semana, creo que nos veremos allá.

Sofia: Vas a ir? ¿De todos los años en que se ha realizado la fiesta, esta sería tú... ¿segunda vez?. 

Sabrina: Tercera, y sí voy a ir, papá quiere que lo acompañe; bueno eso era todo, me voy, que tengas un buen día Sofia―se acercó y besó la mejilla.

A Sofia ese contacto le provocó rechazo.

Sofia: Adiós Sabrina.

Y contoneándose hasta la puerta saliendo de la oficina.

Pero qué pretendía esa mujer pensó Sofia.
Sabrina no se rebajaba a ir a la fiesta de los trabajadores. ¿Qué bicho le había picado?. Solo esperaba no tener ningún problema con esa mujer.

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El día sábado Chloe tomó su bolso con un cambio de ropa, se miró nuevamente al espejo, agarró las llaves de su auto y salió de su casa.

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