El frondoso y místico paisaje tiembla; la criaturas de su reino gimen de dolor, de miedo.Una extraña enfermedad los está consumiendo hasta convertirlos en polvo.
Muchos de ellos ya han muerto y los pocos que quedan agonizan de espanto ante un mal desconocido, que ha sido desatado por la hechicera Minerva; la más poderosa bruja del reino al que pertenecen, luego de que esta le arrebatase el trono al Rey Enanud y lo condenase al delirio total.
La diosa de la caracola: mágica, dulce, y con altos poderes sacerdotales; es su única esperanza, pero ella es tan peculiar como la enfermedad que los aqueja, y los pocos sanos no consiguen dar con ella para rogarle salvación por más que la busquen.
Pobres criaturas, ¿qué será de ellas?
A lo lejos todos pueden escuchar una melodía delicada y frágil, como hoja que se balancea en el viento. Es la diosa de la caracola, quien trata de consolarlos a los lejos, ya que nunca podrá llegar a ellos. Minerva, la mantiene cautiva en un santuario bajo el mar.
Arturo, fiel caballero del rey Enanud, al oírlo reúne a las criaturas más poderosas y fortalecidas. Con ellos espera hallar a la diosa y, en su defecto, a la bruja que los hechizó para matarla y acabar con tanta desgracia.
Están todos desesperados, ya no tienen nada que perder.
Él rey simplemente lo mira hacer y deshacer con un orgullo desconcertante, que no comprende y que lo hace reír ante lo evidente. Armando es el hijo que nunca reconoció por tener su sangre impura, mixta, para nada noble como se espera que deba ser la sangre de un hijo del rey. Pero Arturo no lo sabe y nunca lo podrá saber. Enanud está loco, pero mantiene sus costumbres como si estas pudiesen salvarlo de la muerte que trae a su vida colgando de un hilo.
Pero el destino sabe muy cómo trenzarse y muy pronto todos ha de arder bajos el caos de la verdad...
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La diosa de la caracola
FantasiUna diosa se funde con el frondoso paisaje del místico mundo al que pertenece sosteniendo en sus manos la caracola mágica de sus ancestros con la única finalidad de salvar a las criaturas de su reino.