De alguna manera Alex se las arregló para guardar toda su vida en una pequeña maleta, no era mucho pero era lo único que tenía, lo único que le había acompañado durante su estancia en el orfanato.
Eso y la maleta de seguridad que tenía, la idea de comprar mejores ropas le había pasado por la cabeza pero decidió no hacerlo, no le serviría de nada vestirme bien mientras viviera en un orfanato.
Alex tomo las dos maletas en sus manos y con pies temblorosos comenzó a decender las escaleras al primer piso.
Cuando sus pies dejaron los escalones y tocaron el suelo la hermana Margaret estaba en frente de él para despedirme.
La hermana Margaret todavía no podía creer que este día hubiera llegado, ya había empezado a rendirse con la idea de que Alex podría encontrar una familia pero se había equivocado.
La hermana Margaret extendió sus brazos mientras algunas lágrimas escapaban de sus ojos, Alex extendió el gesto, era un poco vergonzoso pero se rindió y se dedo abrazar por la hermana Margaret. Después de todo este sería el último día en el que estaría en el orfanato, este sería el último día donde podría ver la radiante sonrisa de la hermana Margaret y el último día donde podría recibir su cariño y aprecio.
— Me alegro que ayas encontrado una familia, mi niño, pon fin tendrás un hogar.
— Si.
— Quiero que te comportes, no te metas en problemas.
— No hay manera de que eso ocurra.
Alex protesto no muy contento, el nunca se había metido en problemas y la hermana Margaret sabía que era así.
Lo que más temía es que Alex fuera devuelto al orfanato después de unos días, como si fuera un perro que ya no quisieran, ella no se podía imaginar que esa escena tan amarga llegará a ocurrir pero si ese día llegaba entonces no estaba segura de que su frágil corazón podría resistirlo.
Por último la hermana Margaret besó la frente de Alex.
Alex no protesto y después de que la hermana se alejó de el sus pies se movieron y llego a la salida.
En este día el sol era realmente brillante, era como si el sol en el cielo le felicitara por su pequeño logro y le deseara buena suerte.
Alex quería tener suerte, quería tener la mayor suerte del mundo y que todo saliera bien, pero también sabía que ese era un pensamiento muy ingenuo.
La vida no es perfecta, tiene sus bajos y altos, el no podía hacer nada para cambiar eso, nadie podía.
En frente de la entrada una camioneta familiar estaba estacionada, fuera de esta se encontraba el señor Lynn.
Su esposa no estaba por ningún lado, el hombre bajo del haciendo del piloto cuando se dio cuenta que Alex había salido, con su llave en las manos el abrió la puerta corrediza listo para darle la bienvenida a Alex.
La nueva vida de Alex Inocencio.
Alex tembló un poco ante la idea de entrar, no estaba muy seguro de que sus pies podrían moverse y llevarlo dentro del vehículo.
Si alguien le viera tan indeciso no le culparia, fueron muchas entrevistas. En muchas de ella Alex llegó a tener la esperanza de tener una nueva familia.
Después de tantos rechazos esa esperanzas se esfumaron como cenisas arrastradas por el viento.
— ¿Pasa algo, hijo?
— No,estoy bien.
El que el hombre le llamara hijo le resultaba tan extraño como incómodo.
Alex entro y tomo asiento.
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El reemplazo. (Increible solo para mi)
FanfictionEl ayer no se puede cambiar, el antes está grabado en piedra y no importa lo que hagas nunca podrás cambiar lo que en el pasado está.