하나 ⁰¹

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'3:00 am.;

En tan solo pensar en que hoy fue su ultimo día de verano, no puede cerrar los ojos ni por un minuto.

Siente como sus piernas están inquietas gracias a sus nervios por mañana. Un nuevo instituto y además hogar, no fue planeado para su vida. Sus padres siempre hacen las cosas sin tansiquiera decirle primero o tal vez pedir su opinion. Todo a su manera.

Se giró para sentirse cómoda y talvez conseguir dormir, pero no funciono. Por favor, está enojada con sus padres por enviarla a un internado de alto promedio, dios nunca estudia y aún así tiene un grado alto.

Después después de 2 horas, la alarma había arruinado su perfecto descanso que solo duró una hora. Almenos algo. Rodeó los ojos y estiró sus brazos como si pidiera ayuda para levantarse. Se levantó por completo y miró a su alrededor y por fin prender la pequeña lampara que se encontraba al lado de su cama.

Se dirigío a prender la habitación por completo para poder encontrar el camino a su baño que se encontraba en la misma habitación. Cerró la puerta con pestillo ya que su abuela suele ser olvidadiza y abre como si su baño fuera la tienda de cigarrillos que ella tanto adora.

Mientras cepillaba sus dientes escuchó la voz de su abuela hablar tras la puerta mientras intentaba entrar.

─ Lisa, cariño...ocurrió un pequeño problema con tu uniforme.

Detuvo lo que estaba haciendo y se miró al espejo deseando no haber oído eso. ─Mierda, me gustó mucho como se veía, y más en mi.─ Pensó, con un pequeño puchero en sus labios.

Abrío la puerta haciendola ver como su abuela tenía la falda de su uniforme en pedazos, haciéndola soltar un chillido ahogado.

─ ¿Pero que rayos? ─Dijo con una leve expresión de tristesa.

─ ¿Tienes el repuesto? ─pregunto la señora mientras las cañas de su cabello resaltaba sus ojos verdes.

─ Esta en la tintorería...─ Dijo mientras limpiaba su boca y salía del baño.

─ Dios ¡tus padres pagaron una fortuna para este uniforme!─ Dijo seria. Se notaba el estrés en su rostro. Era demaciado estresante.

La maleta de la pelinegra no estaba del todo echa, faltaban sus medias al igual que sus otros uniformes que casualmente se encontraban en la tintorería.

─ ¿Sabes que? arreglate, iremos por esos uniformes ahora mismo. ─Abre la puerta.

─ Pero abue...─Es interrumpida por la mirada desafiante de su abuela que se detuvo molesta.

La señora desapareció rápido y la pelinegra no tuvo otra opción más que hacer lo que su abuela le ordenó. Se colocó una camisa corta, con líneas rojas y blancas que le quedaban hasta la figura de su ombligo. Y unos pantalones cortos rasgados por las esquinas. Se recogió el cabello con una coleta y tomo sus pertenencias y salió de su habitación.

─ Señorita Manoban, su bolso. ─Dijo el mayordomo con una expresión tranquila.

─ Gracias, Miller. ¿Mis padres no dejaron algo? ─ Preguntó con una sonrisa leve.

─ No señorita Manoban, se retiraron a las dos de la mañana para su vuelo al reino unido ─ Dijo sin ninguna expresión.

La pelinegra bajó su cabeza, sintiéndose mal ya que sus padres no le avisaron, aunque estuviera enojada con ellos, siempre les dedica algún mensaje o llamada para recordarles que tienen una hija.

─ Gracias...─ La chica salió de su casa dejando la conversación atrás e intentando sacar la situación de su cabeza, y llega al auto viendo como su abuela se veía en el pequeño espejo que se encontraba en medio de los dos asientos. Su abuela se veía joven, cincuenta y ocho años. No tenía una cara extremadamente arrugada, pero si podías deducir que ya era mayor para su físico. ─

La pelinegra recostó su cabeza en la ventana, y cerró los ojos por un momentos mientras el auto comienza a moverse. Abre los ojos y ya se encuentras en la autopista de camino a la tintorería. Su rostro se arrugó gracias a los rayos de sol, provocando que su brazo tapara su cara, y volvió a cerrar los ojos.

Diecisiete minutos después...

La pelinegra salió rápidamente del auto en busca de la recepcionista que ni estaba atendiendo al frente. La chica bufó desesperada y enojada ¿Qué tipo de servicio es este? Pensó. Estaba irritada. Miró una pequeña campanita y comenzó a tocarla llamando la atención de la recepcionista que se encontraba de camino con su rostro al igual que ella, irritada por el molesto sonido que provocaba la castaña con la campanita.

─ Niña, niña, ─ La mujer arrebato la campanita y miro exaltada a la pelinegra.─ ¿Se le ofrece algo?

─ Mis uniforme, tres de cuatro de ellos.

─ Claro, un momento ─ La mujer no mostró ninguna expresión y solo se alejó a un habitación alfondo, hasta traer las cuatro bolsas.─ Aquí tiene. Y le agradecería que leyera el letrero que está a su derecha.─ Apuntó con sus ojos.

La pelinegra giró aver el tal letrero y sonrio falsamente al leerlo "Por favor, solo tocar el timbre en caso de alguna emergencia"

─ Disculpe...es mi primer día de internado y no me gusta la tardanza.─ Mostró una sonrisa fingida y se largó de ahí. Dejando sin expresión alguna a la mujer.

۪۫❁ཻུ۪۪┊𝗷𝗼𝗹𝗮, 𝗯𝘂𝗲𝗻𝗼, 𝗾𝘂𝗲𝗿𝗶𝗮 𝗽𝗲𝗱𝗶𝗿𝗹𝗲𝘀 𝘀𝘂 𝗼𝗽𝗶𝗻𝗶𝗼𝗻 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲 𝗲𝘀𝘁𝗮 𝗽𝗲𝗾𝘂𝗲ñ𝗮 𝘀𝗲𝗿𝗶𝗲, 𝘀𝗲 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝘀 𝗰𝗼𝗿𝘁𝗼 𝗲𝘀𝘁𝗲 𝗰𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗾𝘂𝗶𝗲𝗿𝗼 𝘀𝗮𝗯𝗲𝗿 𝗾𝘂𝗲 𝗼𝗽𝗶𝗻𝗮𝗻 𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝘀𝗲𝗴𝘂𝗶𝗿. 𝘀𝗼𝘆 𝗻𝘂𝗲𝘃𝗮 𝗲𝗻 𝗲𝘀𝘁𝗼 𝘆 𝗾𝘂𝗶𝗲𝗿𝗼 𝗽𝗲𝗱𝗶𝗿 𝗽𝗮𝗰𝗶𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 𝗮𝗹 𝗶𝗴𝘂𝗮𝗹 𝗾𝘂𝗲 𝗿𝗲𝘀𝗽𝗲𝘁𝗼. 𝗽𝘂𝗲𝗱𝗲𝗻 𝗱𝗲𝗷𝗮𝗿𝗺𝗲 𝘀𝗮𝗯𝗲𝗿 𝗮𝗹𝗴𝘂𝗻𝗮 𝗽𝗿𝗲𝗴𝘂𝗻𝘁𝗮 𝗼 𝗱𝘂𝗱𝗮, 𝗮𝗹 𝗶𝗴𝘂𝗮𝗹 𝘀𝗶 𝗾𝘂𝗶𝗲𝗿𝗲𝘀 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗮𝗿𝘁𝗶𝗿 𝗮𝗹𝗴𝘂𝗻𝗮 𝗶𝗱𝗲𝗮 𝗮𝗺𝗮𝗯𝗹𝗲𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲. 𝗴𝗿𝗮𝗰𝗶𝗮𝘀 𝗽𝗼𝗿 𝗹𝗲𝗲𝗿.

↷║˗ˋ ₊# 𝕽 𝖔 𝖘 𝖎 𝖊 🏁💈 ˊ˗ ◌ ˖˚

corazón de melón || blacktang. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora