Las semanas pasaron y los días oscuros seguían pues como si fuera una tradición Daniel salia de aquella cabaña desolada cada viernes por la tarde, mientras que Sebastian tenía como única tarea obligatoria no salir de la casa hasta que Daniel regresara. Era muy curioso como cada que el regresaba parecía estar de muy buen humor, además traía cosas nuevas para pintar, comer y distraerse mutuamente, justo en ese momento en un lunes llego como acostumbraba, traía con sigo un reproductor de música antiguo, junto a un disco grande que contenía una sola canción, que se titulaba The breackup song el con una sonrisa conecto aquel aparatejo y colocó el disco de acetato para que comenzara a sonar aquella melodía que tenía un ritmo algo lento, ciertamente agradable y pegajoso, aun con sonrisa en rostro Daniel se acercó a Sebastian tomando sus manos para sacudirse con el en un juego, Sebastian involuntariamente comenzó a reír por la acción de su adversario mientras meneaba lentamente las caderas y brazos en un baile absurdo y divertido para ambos, de la nada Daniel comenzó a cantar partes de la canción.
—We'd been living together for a million years,
Ah ah ah ah ah ah ah ah.
But now it feels so strange out of the atmospheres.
Ah ah ah ah ah ah ah ah.
And then the jukebox plays a song I used to know.
Ah ah ah ah ah ah ah ah.
And now I'm staring at the bodies as they're dancing so slow.
Ah ah ah ah ah ah ah ah.
Su grave voz sonó tan hermosa al ritmo de la de la misma canción, entonces Sebastian paro su bailar y lo miro atento con su verde mirar vacío aun, La felicidad sólo son momentos penso vagamente y luego se lanzó al sofá de la sala para reírse de forma descontrolada mientras Daniel confundido solo hizo lo mismo, si solo eran momentos entonces los guardaría como tesoros en su memoria pues de eso consistía, elegir si tus momentos felices serian desechados como basura inservible o guardados como el mayor tesoro que tienes, luego de las risas y el final de la canción ambos suspiraron con la respiración algo agitada por el juego previo, solo para que después de unos minutos se levantaran de aquel lugar caminando hacia la cocina, habría que comer algo, con los estómagos vacíos y sonrisas amplias se dispusieron a preparar algo de comer, sin darse cuenta el tiempo que Sebastian estaba con Daniel se había echo el mejor de su vida la cual ciertamente no había sido la mejor pues cuando creces entre drogas, sexo forzado y personas matándose los unos a los otros nada te sabe bien hasta que pruebas un poco del cielo, puedes estar tan vacío que hasta el más mínimo brote de felicidad te sabe a gloria pura. Al terminar de hacer la comida que no constaba de algo súper especial, sólo pollo a la plancha y verduras al vapor con espaguetis en salsa de tomate rojo se sentaron en la mesa redonda de madera vieja comenzando a llenar sus estómagos con aquella comida, el día continuó con aquel ritmo ya habitual, ambos chicos estaban fuera de la cabaña en un columpio largo que colgaba bajo la sombra larga de un viejo sauce, el sonido envolvente del cantar de las aves y el meneo de las hojas de los árboles hacían que Sebastian se sintiera por lo menos un poco mas tranquilo, el tiempo que pasaba ahí hacia que su mente volara e imaginara mil cosas fantasiosas, de la nada una pequeña conversación fluyo como una gota de rocío por la mañana, iniciandola el suicida.
—Daniel… ¿Alguna vez has sentido que tu existencia no es mas que una simple casualidad y que realmente no tiene significado alguno?. Le cuestiono haciendo que la mirada azul del joven se posara con curiosidad sobre el chico que miraba el cielo o mas bien los rayos de sol naranja que el atardecer producía y se colaban juguetonamente entre las copas dando por defecto un bello espectáculo de luces. —Siempre, no hay día que no me cuestiones mi motivo de existir, pero si me permites añadir creo que el echo de no tener un significado de existencia te abre paso a descubrir tu propio motivo, ¿Porque y para que quieres existir?. Aquellas palabras tuvieron un gran peso sobre Sebastian, quien sostenía la cuerda del columpio y miraba el piso ahora sin mucho entusiasmo.
—¿No te da miedo estar sólo aquí y ser olvidado algún día?.
—Dudo que alguien me olvide alguna vez, e echo cosas demasiado grandes como para que eso pase, te lo aseguró y no, no estoy sólo, tú estas aquí ¿No es asi?. Parecía que ese joven de cabellera oscura sabía que decir y cuando hacerlo, su mirada ahora era la inexpresiva, ¿Como podía decir cosas melosas con una cara tan seria?.
—Hablas como si hubieras matado a alguien, todos seremos olvidados algun día.
—Tal vez lo hice.
—¿Que?, ¿Olvidar a alguien?, no te preocupes por eso, yo no recuerdo ni a la mitad de la gente que e conocido.
—No habló de eso, habló de matar a alguien. Confeso sin mucho interés en sus propias palabras, cuando tuvo la mirada confundida y sorprendida de Sebastian sobre el se soltó a reir, dandole una pequeña palmada en la espalda a modo de juego con ademán de 'Es broma'. —Claro que no lo e echo, no me mires como si fuera enserio, solo relajate, es mejor que entremos, deberiamos revista tú herida. Así fue como ambos chicos entraron a la cabaña mientras hablaban aun.
—Mi herida esta mucho mejor ahora, ya casi sano por completo.
—Lo mejor es que no vuelvas a hacerte algo como eso, sería lamentable que no puedas poner marcha atrás. De la nada Sebastian se dio cuenta de que no había tenido ese tipo de pensamientos durante semanas, paso su mano delicadamente por sobre lo que ahora eran costras y cicatrices viejas además estaba limpio y la necesidad de consumir aquellas sustancias ilegales estaban básicamente apagadas, sonrió un poco y pensó que por fin había encontrado su motivo de ser y vivir en Daniel, quien realmente estaba esperando el momento para atacarlo.
—Daniel… Realmente no e tenido la oportunidad o mas bien las palabras adecuadas para agradecerte lo que haces por mi, me has cuidado tanto y sin un motivo aparente, por eso te agradezco mucho. Sus palabras no tuvieron valor alguno para el asesino, que fingió de excelente manera anhelo en el mirar añadiendo gusto y cariño en el semblante.
—El destino es una caja de sorpresas, aunque uno lo vaya creando con cada acción que decide hacer, es genial ver que giros tiene la vida ¿No es así?. Sin mas que eso el joven de mirada azul se acercó al chico que miraba el suelo apenado, puso una mano sobre su hombro y eso provocó que levantara la cabeza sólo para que sus ojos se encontraran, azul y verde unido en un silencio extraño, entonces la distancia entre ambos rostros se hizo menos hasta que ambas respiraciones se mezclaban, la tibia sensación de los suspiros compartidos dejaban ver la doble intención que ambos tenían, unieron sus labios en un beso pausado que rebosaba de pasión, entonces los dos sintieron la necesidad de sentir más del otro, palpando de vez en vez alguna zona al alcance de sus manos hasta que la necesidad de oxigeno se hizo presente haciendo que rompieran aquel sello de labios que ahora estaban húmedos y rojizos, ambos se miraron y no dijeron nada al respecto, fue como si no hubiese pasado nada.Soy totalmente imperfecto, la perfección me quita las expresiones
-Leech-the gazettE
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Red. El rojo de la sangre
Short Story-¿Entonces esa es tu vida?. Me cuestionó mientras reposaba su azul mirada sobre mi haciéndome sentir insignificante con ella. -Si... Afirme mientras tragaba saliva solo para oírlo reír y decir de forma burlona. -Que aburrida. En ese momento seguía...