Entre las cuatro paredes de madera no se podía escuchar más que la escritura sobre papel y las manecillas del reloj. Las ventanas mostraban los últimos rayos del atardecer, dando fin al día.
El de ojos esmeralda solo observaba sus manos, las cuales estaban unidas y jugueteaba con sus pulgares; a veces elevaba su vista al doctor frente suyo, solo para volver una vez más la vista a su regazo, zona donde estaban sus manos.
—Entonces, Lolito...
La repentina llamada del contrario lo sobresaltó, trago saliva antes de volver a ver el rostro del psicólogo, notando como aquellos ojos cafés lo miraban de una forma sería y neutral, pero aun con la guardia en alto, esperando cualquier movimiento equivocado que su persona pudiera hacer.
Carraspeó varias veces para deshacer el nudo que se creó en su garganta, mientras hacía el leve esfuerzo de responder al mayor.
—¿Ocurre algo, Auron?
El castaño cerro los ojos mientras soltaba un profundo suspiró, se había acostumbrado al hecho de que Lolito dejara de lado las formalidades en las consultas por lo que dejo de regañarlo por ello hace tiempo. Se quito aquellos lentes que usaba en las citas y los colgó en el cuello de su camiseta de botones.
Cruzo sus piernas mientras dejaba el portafolios en el antebrazo del sillón para colocar sus manos en sus rodillas, sus ojos que antes estaban cerrados los abrió de par en par, manteniendo aquella inexpresiva mirada.
—¿Que tal ha sido tu semana desde nuestra última sección?
Manuel sabía mejor que nadie que, bajo aquella aura monótona llena de profesionalidad que usaba el castaño se encontraba la preocupación que tiene hacía él... Que tiene hacía todo habitante de Karmaland.
El nerviosismo que habitaba en el pelirrojo fue abandonando de forma tardado su cuerpo, dejando atrás el sentimiento de calma que daba aquél mar de cacao que poseía su psicólogo como ojos.
Una pequeña sonrisa crecio en los rosados labios de Lolito, mirando de una forma especial a su contrario.
Una mirada que Auron se ha acostumbrado a recibir de parte de su paciente después de haber pasado mucho tiempo juntos estas últimas semanas, pero que se intensificó de gran manera después de que lo ayudara con la broma que le hizo el cura de Karmaland a su hogar.
—Ha sido muy tranquilo, Rubius y yo hemos llegado a un acuerdo de paz así que no me he preocupado por él.
Raúl asintió de forma suave antes de tomar nuevamente el portapapeles y escribir lo antes mencionado. Una vez escrito la información, volvió a mirar aquél chico que seguía buscando algún cambio en la consulta.
—He escuchado los rumores de que planea mudarse, ¿ha encontrado un lugar en particular?
La pregunta lejos de sorprenderle de que el de piercing supiera de dicho rumor —sabiendo de sobra que el susodicho casi nunca sale de casa— solo causo que su sonrisa creciera un poco más, añadiendo incluso, emoción en sus ojos verdes.
Cualquiera diría que el de cabellos largos moría por contarle sobre dicha noticia al mayor.
—Esta usted en lo correcto, Doctor Auron —.resto importancia a la sorpresa que dominó las facciones de su amigo y en cambió hizo su cuerpo hacía adelante, sentado casi al borde del diván solamente para redactar de mayor forma aquella novedad—. He encontrando una zona en las orillas del mar, cerca de la casa de Rubius y Willy; no tengo muy pensado que hacer con el terreno pero... Se que será un gran paso para mi reforma.
La emoción que denotaba la voz de su compañero solo contagió lo suficiente para que correspondiera con una sonrisa ante aquél logro.
Realmente amaba el progreso que estaba teniendo su amigo.
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Doctor. || AU!Karmaland || Lolitoplay ||
FanfictionTodo comienza con una de las consultas. Lolito se vuelve conciente del aprecio y cariño que tiene por su psicólogo, pero sabe muy bien que es un afecto diferente al que tiene por sus vecinos. Auron comienza a romper la breve brecha de Amigo y psic...