Capitolo Quattro

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 Taehyung esperó no verse demasiado apenado apenas terminó la llamada con Jimin. Un silencio se prolongó entre ambos mientras cruzaban aquellas bellas calles, las cuales estaban cerca de ser testigos del fin del atardecer.

No era un silencio incómodo; sino más bien cómplice. Tímidas sonrisas eran compartidas cada vez que se atrevían cruzar miradas. Parecía que ninguno quería hablar de lo sucedido, la pena o arrepentimientos no teniendo lugar en aquella situación, sino la simple razón de querer conservar aquello que casi fue y que, en ese punto, eran conscientes de que era algo que ambos anhelaban.

Taehyung seguía sorprendido respecto al efecto que sentía ante la presencia del menor, pero reiteraba el hecho que ya no le daría demasiadas vueltas. Estaba algo cansado de pensar y querer controlar todo lo que rodeaban su vida diaria.

Por esa vez, simplemente quería dejarse llevar por la muy inesperada y gran atracción que sentía por Jungkook. Sea cuánto sea el tiempo que compartiese con él, mientras lo disfrutara de esa manera que lo hacía sentir tan nervioso y entusiasmado al mismo tiempo, no importaba lo demás.

Apenas se dio cuenta cuando ya habían llegado al lugar.

El bar parecía ubicarse en el primer piso de un edificio de textura rocosa clara que se extendía en aproximadamente cinco pisos; y a pesar de que la altura no fuese demasiada, su extensión abarcaba gran parte de aquella calle. Su posición, como gran la mayoría de Venecia, quedaba al borde del canal, por lo que la vista era igual de espectacular como todo lo que Taehyung había presenciado hasta ahora.

Jungkook lo invitó a entrar con una pequeña sonrisa, sintiendo su toque en su espalda una vez más. Su roce parecía sentirse cada vez más electrizante.

Taehyung había logrado divisar apenas muy poco del bar cuando estaban afuera gracias a los grandes ventanales que lo cubrían en la entrada, pero incluso así, se embelesó por lo bonito que era el lugar al entrar.

Una combinación de decoración barroca por las paredes y pinturas clásicas que lo adornaban, y con el perfecto toque moderno en el brillante y pulcro granito oscuro de la barra del fondo, así como las mesas antiguas y elegantes que se esparcían en el lugar.

Jungkook se detuvo en una esquina cerca del grupo de instrumentos que yacían en espera de ser tocados.

—Déjame ayudarte, hyung. —murmuró el menor mientras tomaba la máscara de su mano, tomándolo del pequeño listón negro que colgaba de los costados.

Taehyung lo miró en todo momento que Jungkook colocó la pequeña máscara sobre su rostro, girando hasta posicionarse detrás de Tae para amarrarla con un gentil, pero preciso nudo. Taehyung sintió como Jungkook arreglaba un poco su cabello para que, seguramente, pudiera cubrir parte del listón.

Cuando volvió a colocarse frente a él, Taehyung quiso hacer el mismo gesto, tomando la máscara de Jungkook mientras la posicionaba con delicadeza sobre el rostro contrario y, justo como lo hizo él, la mirada de Jungkook penetraba en la suya, y tan perdido en ella, prefirió arreglárselas para amarrar la máscara detrás de la cabeza de Jungkook sin moverse, con tal de poder mirarlo otro segundo más.

Jungkook musitó un 'gracias' acompañado de una sonrisa ladina más tímida que coqueta.

Jungkook tomó la mano de Taehyung esta vez, mientras ambos se encaminaban, atravesando un gran salón hasta llegar a una zona dónde se esparcían varias cabinas pequeñas, igual de elegantes, pero sin perder ese toque viejo en la mesa artesanal de madera clara pulida.

Taehyung se sentó primero sobre el sillón marrón oscuro.

—¿Te importaría esperarme aquí un momento? Iré por nuestras bebidas.

A Brand New Love  ஐ KookTae ஐDonde viven las historias. Descúbrelo ahora