Capítulo uno

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Desde que había sido seleccionada,
Anastassia no podía dejar de sonreír. No fue ninguna sorpresa, por supuesto, su padre se había encargado de asegurarle un lugar en la competición. Pensaba sacarle el mayor provecho.

Los funcionarios entraban y salían de su casa, desde una señora que no paraba de adular a Anastassia por su ultimo papel protagónico en una película, hasta un guardia de seguridad que repasaba las medidas de seguridad de la casa junto con algunos soldados —mientras casi le rogaban que los mencione gratamente a su jefe, y padre de la seleccionada—. También un hombre que fue a tomarle las medidas para sus vestidos, esa visita, corta pero eficiente, fue su favorita.
El último de sus visitantes apareció un Miércoles, dos días antes de su partida, con la tarea de repasar todas las normas oficiales. Era un hombre flaco, sudoroso y con una perilla.
Al llegar a la casa, echó una mirada a Lilianna —la hermana pequeña de Anastassia— y preguntó.

— ¿Podríamos hablar en un lugar privado? Los temas tratados no deberían ser conocimiento de una niña.

Lilianna jamás había sido especialmente curiosa, o especialmente rebelde, así que entendiendo que no podía estar allí se marchó saltando alegremente sin que nadie tuviera que pedírselo. El hombre se veía sorprendido.

—Eso fue más rápido de lo esperado. —comentó, sentándose en la mesa y desplegando sus papeles sobre la mesa de café.

—Jamás nos ha dado problemas. —habló Grace, su madre, orgullosa. — ¿Le gustaría algo de beber?

—Sí, sí. —Grace salió de la habitación, y el señor miró a Anastassia. —Señorita Blaze, es mi deber decirle la verdad, aunque no le guste. Desde el viernes pasado usted se volvió propiedad de Illéa, deberá firmar informes y hacer un estricto seguimiento de las reglas, de lo contrario deberá ser eliminada inmediatamente de la Selección ¿lo ha entendido?

« Propiedad de Illéa, estricto seguimiento de las reglas, informes que rellenar... » Pensó Anastassia con amargura. « No es muy diferente de lo usual, entonces. »

Sin embargo, asintió y sonrió: —Por supuesto que lo entiendo.

—Bien, entonces empecemos. —después de que Grace regresara con una bandeja de cafés, se pusieron a trabajar. —Primero, debo asegurarme de que su salud sea buena. —echo una mirada a Anastassia y luego a su casa. —Pero dado que es una Dos, no veo por qué debería tener problemas de salud, así que contesten, ¿alguna enfermedad terminal? ¿antecedentes de enfermedades familiares? ¿padece ansiedad, insomnio, depresión...?

—Nada de eso, señor. —Anastassia negó con la cabeza. A veces, era fácil olvidarse de la vida tan fácil que tenía, comparada con otras familias.
Ella tenía la suerte de pertenecer a una de las castas más altas, con una gran calidad de vida, pero sabía que no todos tenían esa suerte.

—Creí que todo eso estaba en su informe médico.

El hombre asintió.

—Sí señora, pero me obligan a preguntar. —Grace asintió. —Bueno, a otra cosa. —removió algunos papeles hasta encontrar el que estaba buscando. —Sé que es personal, pero debo hablar de el tema, así que le ruego que no sea tímida. —Hizo una pausa. — ¿Es usted virgen?

Su madre, Grace, abrió los ojos, sorprendida y escandalizada, pero Anastassia imaginaba que debería responder ese tipo de preguntas.

—Lo soy.

— ¿Está segura? Piénselo bien, señorita. Si se descubre que miente...

—No necesito pensarlo, —Anastassia lo interrumpió, firme pero tranquila. —Conozco la ley, mejor que nadie. —pensó en su padre, que no dejaba de repetirlo incansablemente cada vez que se veían.

—Muy bien, necesito que firme este papel antes de continuar. Muy bien... —murmuró, una vez hecho. —Ahora repasaremos una serie de reglas que debe seguir, su tiene una duda por favor pregunte.

Anastassia asintió.

—El príncipe es el único que puede echarla del Palacio, ni siquiera el rey y la reina tienen esa posibilidad, y no puede irse por cuenta propia. Su única manera de dejar el palacio es por orden del príncipe. No hay un tiempo límite para la Selección, podría durar días o años.

Anastassia suspiró, no le gustaba alejarse de su hermana o su madre, pero en el otro lado, vería a su padre y a su hermano a diario, algo que la emocionaba.

—Usted no decide cuándo se encontrará con el príncipe. Será él quien la busque para sus encuentros a solas si lo desea. Si se encuentra en un evento social y él está presente, es diferente. Pero usted no debe presentarse ante él sin ser invitada.
» Aunque nadie espera que usted se lleve bien con las otras treinta y cuatro participantes, no debe pelearse con ellas ni sabotearlas. Si se descubre que le ha puesto la mano encima a otra participante, que le ha provocado alguna tensión, que le ha robado algo o que ha hecho cualquier cosa que pueda afectar a su relación personal con el príncipe, estará en sus manos el echarla al momento.
» Su única relación romántica será con el príncipe Maxon. Si se la descubre escribiendo notas de amor a otra persona del exterior o manteniendo una relación con alguna otra persona en palacio, se considerará un acto de traición, castigable con la muerte.

Grace tomó la mano de su hija mayor. Anastassia sabía que su madre era susceptible a la mención de la palabra muerte.

—Si se descubre que ha infringido alguna de las leyes nacionales, recibirá el castigo correspondiente a la ofensa. Su estatus como seleccionada no la sitúa por encima de la ley.
» No debe llevar prenda alguna ni comer nada que no se le proporcione en palacio. Esa es una norma de seguridad y se aplicará estrictamente.
» Los viernes estará presente en todas las emisiones del Capital Report. Para la ocasión, pero siempre con aviso previo, puede haber cámaras o fotógrafos en palacio, y usted se mostrará amable y les hará partícipes de su estilo de vida y su relación con el príncipe.
» Por cada semana que permanezca en palacio, su familia recibirá una compensación. Yo le daré su primer talón hoy mismo. Por otra parte, si tuviera que abandonar el palacio, nuestros ayudantes la ayudarán a encarrilar su vida tras la Selección, aunque siendo una Dos no supondría un gran cambio. Su ayudante personal la asistirá en los preparativos finales antes de dejar el palacio, y la ayudará a buscar una nueva vivienda y un empleo posteriormente.
» Si llegara a situarse entre las diez últimas finalistas, se la considerará
miembro de la élite. Una vez que alcance ese estatus, tendrá que aprender el funcionamiento interno de la vida y de las obligaciones que podría tener como princesa. No se le permitirá acceder a esa información hasta entonces.
» Usualmente, se asciende a los miembros de las castas inferiores a Tres, pero dado su estatus como Dos, se le permitirá conservarlo. Si ganara, usted y todos los miembros de su familia se convertirían en Unos, como parte de la familia real.

Anastassia no pudo evitar sonreír.

—Y si llegara al final, se casará con el príncipe Maxon y se convertirá en la princesa de Illéa, con lo que adquiriría todos los derechos y responsabilidades que conlleva el título. ¿Lo entiende?

—Sí —esa parte, era la que más la emocionaba.

—Muy bien. Si tiene la bondad, firme este documento justificante de que ha oído todas las normas oficiales, y usted, señora Blaze, firme este recibo conforme le ha sido entregado el talón, por favor.

El flacucho recogió todos sus papeles y se puso en pie para marcharse. Agradeció por el tiempo y por el café.

—Déjeme acompañarlo a la puerta, señor. —Anastassia se levantó y comenzó a caminar, con el hombre siguiéndola.

—Una cosa más —dijo el flacucho, con la mano en el pomo de la puerta—. Esto no es exactamente una norma, pero haría bien en tenerlo en cuenta: cuando se le invite a hacer algo con el príncipe Maxon, no se niegue, sea lo que sea. Cenas, salidas, besos (más que besos), lo que sea. No le diga que no.

Anastassia, que hasta ese momento sonreía, lo miró sorprendida.

—Sé que suena... indecoroso. Pero no le conviene rechazar al príncipe bajo ninguna circunstancia. Buenas noches, señorita Blaze.

« Esto es perfecto. Maxon Schreave es, desde este día, mi dueño y señor. » Pensó Anastassia, muy molesta. Pero rápidamente sacudió la cabeza. « No, eso no será así. Maxon Schreave estará a mis pies más rápido de lo que cree, no importa lo que deba hacer  »

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