Algo que duele... Y puede que mucho.

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Era un nuevo día para Leia, había decidido algo de lo que no se arrepentiría jamás.

Era el tratar de volver a tener su nombre... En algún momento.

— Mami... ¿Puedo buscar tu desayuno? — preguntó Aitana que acababa de entrar.

— Sí, claro. — dijo Leia con una sonrisa.

Había soñado y había tenido pesadillas con estos momentos, pero claramente esto lo superaba.

— ¿Puedo hacerte una pregunta? — dijo Aitana.

— Sí. — asintió Leia.

— Buenos días. — dijo Han entrando. — Aitana, tienes que ir en unos minutos con Amelia. — avisó Han.

— Va... Pero, quédate papi. — pidió Aitana. — ¿Cómo se conocieron ustedes dos? — preguntó Aitana mirando a la ventana, sentada en la camilla de su madre y con una sonrisa tierna.

— Ya te lo e contado, Aitana... — dijo Han extrañado de porqué su hija quería escuchar la historia denuevo.

— Pasa papi, que ahora tengo a mi mami... Y pueden contarla juntos. Aparte siempre creí que había una mentira. — dijo Aitu abrazando a su padre.

— Bueno... — empezó Leia que se estaba limpiando la boca ya que había tomado un sorbo de su té y justo su hija pidió que le cuenten el como se conocieron. — Todo empezó hace veinte años...

— Sí, yo quería empezar un trabajo de malos y peor que el de ahora y allí conocí a tu madre. Al principio... — Leia lo interrumpió.

— No, primero... El trabajo "malo" era ser contrabandista, y después al principio, yo no lo soportaba tanto, en cambio tu padre me seguía a todos lados. Aunque debo reconocer, que era muy tierno. — dijo Leia sonriendo por los viejos tiempos.

— ¿Contrabandista? ¡Quiero ser y trabajar de contrabandista cuando sea más grande, mami! — sonrió feliz la pequeña Aitana.

Han se tensó...

— Hija, ese no es un trabajo. — dijo Han alarmado de las palabras de su hija.

No quería ni en sueños que le pasará a su amada hija lo que le había pasado él, no, ni loco.

— Pero... ¿Qué malo puede pasar? — preguntó Aitana inocentemente.

— Bueno... Pueden pasar cosas demasiado graves. E irreversibles. — dijo Han con temor en su voz.

— ¿Cómo qué? — preguntó Aitana con interés.

— La muerte. — dijo Leia.

— Pero... Ustedes no están muertos. — dijo Aitana.

— Porque la pudimos evitar, pero otros lastimosamente no... — dijo Leia recordando a su antigua mejor amiga.

— Oh... — dijo Aitana.

— ¡Aitu! ¡Vine a buscarte! — dijo un pequeña entrando a la sala con una sonrisa traviesa.

— ¡Ya era hora de que aparecieras! — dijo Aitana con una sonrisa y corrió a la puerta feliz. — Chau mami, chau papi. — saludó y salió corriendo.

— ¿Porque hablaste de ese tema con ella? — preguntó Han molesto.

— ¿De qué le dije la verdad? — preguntó retóricamente. — Si le ocultas las cosas, va a ser peor el día en que trabaje de eso. — dijo Leia.

— Ella no trabajará de eso. — dijo Han. — Antes muerto.

— Ella no lo hará. Pero si no le dices las cosas como son... Será más fácil de manipular. — dijo Leia rodando sus ojos. — Aparte, lo que le dije no fue nada malo. Solo te corregí.

La Hija De Han Solo, Aitana Solo. [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora