—Oye Clara, ¿estás despierta?
—Mjm... —intentó responder la pelirroja, aun así; él entendió.
—¿Conoces a Kate?
—Mjm...
—Tomaré eso como un no.
El oficial Scott siguió haciendo preguntas, él entendió cada respuesta que Clara le dio en forma de quejidos. Luego de haber conversado, si es que se le puede llamar así; ambos como pudieron se dispusieron a dormir.
—¿Por qué hizo eso?, ¿qué gana usted con todo eso? —preguntó el abogado del demandante.
—Lo que hice no fue por placer sexual, en realidad; me trajo paz mental.
—¿Paz mental? —rio con sarcasmo—. Destrozarle la vida a personas inocentes y, de la forma mas grotesca posible... ¿eso le trajo paz mental? —la rubia asintió.
—Aunque Maggie le haya hecho algo, ya pasó mucho tiempo.
—Señora Verónica, una persona que quiere venganza, guarda sus heridas abiertas.
Kate los escuchaba, pero parecía como si no les entendiera.
Las manos de Kate comenzaron a temblar, al igual que su voz, por consiguiente; todo su cuerpo se movía frenéticamente.
Sacó una pequeña bolsa plástica; que contenía un extraño polvo, que luego vertió en la botella con agua y bebió.
—Señorita Ross, ¿se encuentra bien? —preguntó el juez.
—Sí.
—Señor juez, la violadora se droga, ¡está loca por completo! —dijo exaltado.
—Señor Smith, no falte el respeto a nadie en esta corte.
Y el abogado de la señora Smith guardó silencio.
—Señorita Ross, por favor haga entrega de su botella.
La rubia no titubeó y entregó su botella mágica.
—Bueno, continuaremos el veinticinco de noviembre.
—Señor, la demandada ¿se encontrará libre hasta dicha fecha?
—Sí, aun no hay pruebas de que ella haya cometido tales hechos.
—Pero... ¿qué hay con la declaración que ha hecho?
—Pudo haber tomado las ideas de algún libro. Y no se diga mas.
Gloria esperó a Kate en el automóvil.
—Cariño, hay un hospital cerca, ¿quieres que vayamos?
—Sí, está bien.
A nuestra Kate le encantaba ir a jugar con los niños, y cuidarlos. También, disfrutaba observar como trabajaban en el quirófano. Los trasplantes de corazón, eran sus favoritos. Para ella era algo inefable. Se ponía a pensar en como le quitaban la vida a una persona de una forma tan delicada, y luego los regresaban a la vida, para después; de haber pasado este largo proceso, recibir un par de años mas para disfrutar o vivir en desgracia.
Un par de horas mas tarde...
—Kate, no te vayas a dormir tan tarde. Descansa, te quiero. —besó la frente de su bello ángel.
La rubia subió a la terraza, tomó una hoja y la cortó en varios pedazos pequeños.
"Ya no puedo con los fantasmas que tengo en la cabeza." Escribió y lo introdujo en un globo que soltó al cielo. Ese globo era uno mas que se sumaba a los miles que ya habían sido lanzados en símbolo de libertad. Soltó unos cuantos globos mas y luego; tomó sus píldoras y se fue a descansar.
¿Cómo es posible que Gloria, puede dormir con suma tranquilidad, al saber que tiene una loca en casa?, como vulgarmente se diría. Y es que, Gloria ama mucho a su ángel, y hace caso omiso a lo que ocurre, pero muy en el fondo, sabe que es real.
—Señora Verónica, describa lo que vio.
Antes de comenzar a hablar, tragó saliva. Ese era el trago mas amargo que nunca había probado en su vida.
—Fue espantoso... —dijo en un susurro, su mirada se encontraba perdida—. Y muy asqueroso. Cuando entré, había un líquido viscoso en el suelo, entonces; encendí la luz y había sangre por todas partes; —la voz de Verónica comenzó a quebrarse, mientras sus ojos miel se cristalizaban—. Luego vi la mesa, ¡Y ahí estaba! —estas últimas palabras escaparon en forma de grito. Luego Verónica comenzó a llorar con total descontrol—. ¡Y ahí estaba! —se desmayó.
—¿Qué habrá visto? —el señor Smith quedó pensativo.
A la mañana siguiente...
—Kate. —Gloria tocó la puerta de la habitación de la rubia—. Cariño, ven a desayunar.
La rubia salió—. No puedo, debo irme.
—¿A dónde vas? —Kate ya había bajado las escaleras—. Es sábado y es muy temprano.
—Lo sé, te veo luego. —dijo en un grito y salió de casa.
Kate llegó a la playa, era la única; y no es de sorprenderse, es sábado y el sol acaba de salir.
Este es un sábado mas, que se suma a los miles ya pasados; donde siempre es la misma petición. Libertad.
En el instante en el que su piel tocó la arena, dejó brotar sus cargas, transformadas en cristales. Lloró hasta que no pudo mas, entonces; entró al agua, se detuvo cuando ya no tocaba arena y se dejó llevar por las olas.
Ella deseaba ser como el mar. Quería ser libre de poder destruir cuanto ella quisiera, sin tener consecuencia alguna. Guardar secretos que sean casi imposibles de descubrir.
De cierta forma se parecía al mar, estaba llena de misterios, y no podía controlarse por completo.
Luego de un par de horas, salió del agua y fue a casa.
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AHORA, YO CUIDARÉ DE TI
Mystery / Thriller¡Advertencia! El siguiente contenido no es apto para personas sensibles. Este libro no es recomendable para todo tipo de lector, no me hago responsable por traumas de ningún tipo. Se pide discreción al lector. El libro se encuentra incompleto debido...