Capítulo 8

223 25 4
                                    

Había dos cosas más incómodas en el mundo y justo las dos le habían pasado a Harry, al menos en cuanto al sexo se trata, o al menos esas dos le venían a la cabeza ahora, porque si se atrevía a pensar más estaba seguro de que le iba a suceder y eso no lo deseaba.

Despertó con un suave dolor de cabeza, para la noche que tuvo ya se esperaba signos de cuarto mes de embarazo y no menos, así que era una ganancia, una pastilla y algo de agua, media hora y todo aliviado, según Sirius si estabas peor una limonada o naranjada para hidratar, tras tomar un caldo de la cosa más picosa que tuvieras (normalmente instantáneos) y así llevabas el día. 

Pero no importa que dolor de cabeza ligero tuviera en esos momentos, abrir los ojos, mirar a un lado, recordar todo y no arrepentirse de nada, ahí es cuando cualquier náusea, dolor o lo que fuera se iba al instante, porque uno se acostumbra a despertar y querer irse temprano, o si apenas recuerdas tal vez palidecer un poco, pero no hay ni una sola manera para reaccionar de primer momento, al menos no hasta que Draco despertó con una gran sonrisa al verlo.

No era lo más temprano, pero tampoco era por medio día, así que se les hizo oportuno volver a tener una ronda más de sexo en ese momento, y solo fue uno porque terminaron por las prisas al final, pero terminaron por lo menos. 

Ahora Harry se enfrentaba a algo muy incómodo, no era como casi ver (pero si escuchar) a tu padre (o figura paterna) teniendo sexo con alguien, era una incomodidad de no saber que mierda hacer y cómo sucedió, porque Ginny estaba ahí plantada frente a la puerta y él tenía a Draco en otra habitación y obviamente iba a salir en poco.

—Ginny... que... ¿Q-qué haces aquí?— intento aclarar un poco su voz, necesitaba algo de agua y Draco un litro o dos cuanto menos.

—¿Estás enfermo?— preguntó la chica extrañada.

—Para nada— aclaro un poco su garganta, era obvio que no estaba en sus mejores condiciones, ir con una camisa que le quedaba muy justa cuanto menos, desalineada, pantalones abrochados al instante cómo fue posible e ir descalzo era señal de eso. —¿Que haces aquí?— repitió, pero por costumbre esta paso y el no la detuvo, era la primera vez que se veían desde que terminaron.

—Hermione me dijo que tal vez debería hablar contigo— soltó encogiéndose de hombros, mirando el lugar un poco —Lindo piso— 

—No es mio— aclaro rápidamente, la chica le miró unos instantes confundida antes de continuar mirando un poco, sin llegar a husmear, simple curiosidad, pero no tardó más que unos pocos segundos para mantenerse centrada en Harry.

—¿Y sobre qué cosa?— pregunto algo ansioso porque se marchara, de inmediato de ser posible.

—Me gustaría hablar sobre nosotros y...— no pudo terminar cuando escucho un ruido en una habitación, no le dio mucha importancia y volvió a mirar a Harry —Quería saber si tu...— 

Ambos se giraron a la habitación nuevamente y vieron a un rubio salir con solo un short corto como ropa, descalzo, sin camisa o playera alguna, nada, reluciendo perfectamente las marcas, moretones y mordidas que tenía, Harry simplemente trago seco al ver las marcas en los muslos de éste, que se empezaban a tornar algo azuladas, fueron de hace unos instante y si que había tenido un buen agarre sobre el, no pasaban por un simple golpe, no solo por sus dedos perfectamente marcados, sino por el hecho de que estaban en la parte interna de estos, junto a unas mordidas que dejarían una buena marca por días incluso.

Ambos se quedaron mirándose el uno al otro y Harry estaba entre medias de ambos, Ginny con sorpresa y Draco con un claro disgusto, era obvio que Ginny sabía de quién se trataba y no estaba seguro de que Draco la conociera, pero era claro que así fuera el mismo Lucius le molestaría tener a la persona que le interrumpió ahí en su casa como si nada.

Simple caprichoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora