" 𝘏 𝘦 𝘢 𝘳 𝘵 𝘣 𝘦 𝘢 𝘵 𝘴 " [𝘓𝘶𝘻𝘶𝘱𝘭𝘢𝘺]

🌟 c a p i t u l o 4 🌟

Luzu no sabía si estaba en lo correcto al llamar a Raúl su amigo sin siquiera haber hablado una segunda vez con él, pero no se rendiría.

El chico castaño no podía parar de pensar cómo acercarse a Raúl amistosamente, tenía que resolver sus preguntas, sentía la necesidad de conocer al verdadero Raúl, pensaba y pensaba... quizás alguna festividad cercana, ¿pero cuál?, inmediatamente Luzu recordó, faltaba menos de una semana para el Halloween, podía organizar algún evento en el edificio de Rubén y así el participaría igual, de pronto se sintió como un genio, se beneficia a sí mismo y también ayuda a su amigo Lolito a encontrarse con el chico de lentes.

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Raúl sabía que tarde o temprano pasaría eso, era inevitable, pero no podía evitar salvarle el pellejo a alguien.

- ¡vete rápido! - Raúl miro a la chica, estaba a punto de ser agredida por un grupo de jóvenes idiotas, y si él podía detenerlo o al menos darle tiempo a la chica de huir, lo haría, la estudiante corrió tan rápido como sus piernas se lo permitieron-

-¡¿Y TÚ QUIEN TE CREES PARA ANDARTE METIENDO EN ASUNTOS QUE NO TE IMPORTAN?! -uno de los integrantes de abusadores gritó, Raúl dio un paso atrás, pero no bajaba la guardia, el estaba consciente de que tenía que huir de ahí, sería imposible ganarles, pero necesitaba esperar el momento indicado- ¿RESPONDE PEDAZO DE M- de pronto dejó de hablar, mirando bien a Raúl, sonrió con superioridad- ¿no eres tú el tal Auron que tanto hablan? -comenzaron a rodearle, Raúl no sabía que hacer, tenía que correr, pero sabía que era imposible en ese punto, que más daba, terminaría igual, sus piernas comenzaron a moverse solas, ¿por miedo?, ¿por supervivencia?, no logro avanzar más que unos cuantos metros hasta que fue tomado, y golpeado por cada uno de los otros chicos...

Esa era la realidad de Auron, y odiaba que le llamaran abusador cuando defiende a la gente de los verdaderos abusadores, el siempre recibe las palizas y amenazas, a tal punto que su vida ha llegado a correr peligro, pero ahí estaba, tirado de nuevo, ya no sentía los golpes, solo quería ir a casa, y rogaba por qué esa chica que salvo estuviera sana y salva...