tres

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Cerca de las siete, Yoongi había salido a cazar a pesar de sentirse agotado. Su deber era buscar alimento para él y su Beta mientras este usaba los nuevos suministros para darle la última comida del día a los Lobeznos. Los bebés dormían después de haber tomado sus biberones en la cuna, Jimin colocó una cajita musical cerca de ellos y encendió la calefacción a una temperatura suave que pudiera mantener a sus hijos tibios. No era algo que necesitaban mucho pues su pelaje y sangre les ayudaba a permanecer frescos ante cualquier clima, pero igual servía a que se durmieran más rápido.

Apagó la luz y no cerró la puerta por completo. A Jimin no le agradaba eso de dejarlos encerrados en una habitación previo a dormir. Era más una costumbre suya que una regla de la manada, Yoongi no replicó nunca al respecto porque si tener esa puerta abierta hacía que Jimin pudiera descansar tranquilo entonces no tenía razones para intervenir. Uno de los miedos irracionales de Jimin era que la puerta se quedara atascada en medio de una emergencia, así que era imposible que alguien le quitara esa idea de la cabeza.

Salió al jardín un rato para comer lo que su pareja había cazado y cenaron juntos como lobos bajo la luz de la luna roja. Agradecieron el alimento de cada día a su deidad y nuevamente entraron a la mansión.

—Debes estar cansado —dijo Jimin mientras veía a su Alfa sentarse en el sofá—. ¿Gustas un masaje? —se posición detrás de él y sobó sus hombros, sonriendo al escucharlo soltar un suspiro de satisfacción—. Quizás deberíamos ir a dormir…

—Baño.

Detuvo los movimientos de sus manos y sintió sus músculos tensarse.

—Claro —murmuró, inseguro—. Prepararé la tina para… ti.

Hubo un silencio profundo en la sala, Jimin tenía sus labios apretados y Yoongi no se movía ni decía nada. Fue así hasta que el Alfa se puso de pie y se giró para mirar a su Beta. Anticipándolo, Jimin sabía lo que vendría a continuación.

—Baño —repitió Yoongi con suavidad—. Tú y yo.

El Beta tragó saliva y su corazón latió desesperado. Quería decir que no, pero obviamente sí quería, compartir un baño junto a Yoongi era algo que amaba. Solo que tenía sus motivos para sentirse acorralado.

—¿Por que me haces esto, Alfa? —le preguntó desde la taza del sanitario mientras le veía llenar la tina de agua caliente y jabón de burbujas.

Yoongi lo miró por el rabillo, sonriendo un poco y empezó a quitarse la ropa. Luego invitó a Jimin a que también lo hiciera, pero el Beta se negaba a moverse de donde estaba. Un suspiro resonó en la habitación, el Alfa no estaba enojado, sino que preocupado por la actitud de su pareja. Se acercó y se arrodilló frente a él para tomar sus pequeñas manos. Aquel par de manos gorditas, delicadas y tibias. Las besó con cariño y puso una en su propia mejilla, sintiendo el calor corporal de ella en su piel. Jimin era frágil, etéreo y maravilloso, lo adoraba mucho, y debía dejárselo claro las veces que fueran necesarias.

“Si no quieres acompañarme lo entenderé, no te obligaré a nada que tú no quieras, Beta. Solo recuerda que…”

—Te amo —susurró, viéndole directo a los ojos—. Valiente y generoso Jimin.

El pecho del Beta se encogió de amor. Dejó un cálido beso en la frente a su Alfa y le agradeció su comprensión en un murmuro mientras unía sus frentes.

Estuvo sentado en la cama unos minutos, debatiéndose si entrar al baño o esperar su turno. No era la primera vez que pasaba, su Alfa siempre lo comprendía y nunca se mostraba molesto cuando se negaba a darse una ducha con él. Yoongi entendía lo que era un «no», tanto su lado lobuno como humano eran capaces de razonar esa palabra. A veces el Beta se sentía en deuda debido a eso, pero su Alfa le recalcaba que nunca debía sentirse así, que no tenía por qué darle un tipo de pago para compensarlo. Lo decía a su manera, hablándole a través del alma.

❝내 천국❞; You're my Heaven |Yoonmin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora