Suicida

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Como un suicida me atreví a hablarte sin saber qué pasaría, atraído por lo que me pareció el mayor de los tesoros. Un tesoro que me llenaría, pero en su lugar encontré un rosal. Un rosal con preciosas rosas que me encandilaron desde el primer momento, tanto, que no vi las espinas que acechaban; Ahora me encuentro aquí preso, atrapado en las espinas que se me clavan con el más mínimo movimiento, pero lo peor es que sigo encandilado con las rosas.

Como un suicida intenté acercarme a tí, y cuando parecía que lo conseguía, me llevaba una desolación dolorosa. Cuando parecía que me acercaba, notaba en tus textos un tono de cortesía, como si me respondieras por educación y no porque sea alguien para tí. Aún me da esa impresión a veces, ¿y lo peor? que pobre iluso de mí sigue pensando que algún día seré algo para tí.

Como un suicida alguna vez pensé que significaba algo para tí, pensando que tus señales de vida eran porque me tenías en mente. Olvidando todas las veces que me sentí invisible y ridículo siendo ignorado, y no se me ocurrió pensar que esos momentáneos mensajes fueran por cumplir o por no tenerme olvidado y no me olvide de tí, pero lo que no sabes es que ni puedo ni se olvidarte... ¿Lo peor? Que sigo pensando que podré llegar a buen puerto donde encontrarte y sea parte importante de tu vida.

Como un suicida sigo en este camino sin saber cuál será la próxima herida que abrirás o la inseguridad con la que jugarás, pero sigo, porque como alma en pena no me planteo el camino, sólo sigo esperando que la tempestad pase y aguantando el dolor como puedo, esperando que algún día decidas apreciarme un mínimo. ¿Lo peor? que empiezo a cansarme de ser tan estúpido, pero no puedo sacarte de mis pensamientos.

Soy un suicida que sólo vive día a día con la esperanza de saber de tí y poder ganarte poco a poco, aunque esa esperanza se vaya apagando pero tampoco sepa olvidarte.

Reflexiones sobre el amor y el cariñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora