CAP 1- COMIENZOS

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Y lo vi, un hombre colgado de la cabeza con una soga apretada al cuello, con una mirada fría que detiene el tiempo, mientras lo único que sentía era mi corazón latir rápidamente intentando advertirle a mi mente que algo estaba mal. De repente, siento como tantas imágenes se forman en mi cabeza abrumándome por completo sin dejarme pensar claramente, sin siquiera dejarme enviar órdenes a mi cuerpo para saber qué acción tomar. Y no, no lograba tener control sobre mi cuerpo. En ese instante sentí como mi alma abandonaba mi cuerpo y cerraba su ventana mientras sentía el sudor frío bajar por mi espalda y al miedo invadir cada zona de mi cuerpo.
-DOS AÑOS DESPUÉS... -
Estaba en la cocina, preparándose un café para irse a trabajar, mientras una cálida sonrisa alumbraba su rostro, y por primera vez en mucho tiempo me sentía bien, me sentía segura. Pero supongo que la felicidad no pude durar por mucho, pues un sonido retumba en mi cabeza, obligándome a abrir mis ojos forzosamente y apagar la alarma del despertador.
Abrí mis ojos y me quedé viendo por un momento el techo de mi habitación, alumbrada por un pequeño rayo de luz que venía desde mi ventana. Baje a la cocina y me serví una taza de café para terminar de despertar mi cuerpo; subí de nuevo a mi habitación y abrí las cortinas, me quede viendo por un pequeño instante el exterior. Es hoy, el aniversario de la muerte de mi padre; un escalofrío recorre todo mi cuerpo y me sacude por un breve instante, cuando siento unos toques en la puerta de mi habitación me giro y puedo ver que es mamá.
- Buenos días princesa
Me deja ver una sonrisa reflejada en su rostro, estaba con su uniforme lista para salir al trabajo. Fuerzo una sonrisa y le respondo.
- Buenos días. ¿Ya te vas?
Asiente con la cabeza y veo como su rostro se apaga.
-Es hoy...- Dice ella en un tono un tanto apagado
-Lo sé- Respondo cortante sin ganas de seguir la conversación
- Tienes cita con el doctor Fabio a las 2:30 por favor llega temprano. Avísame cuando llegues allí.

Me da un beso en la frente y sale por la puerta de mi habitación.
-¡Te quiero!- Grita antes de cerrar la puerta de la casa y dirigirse al auto
+++
El doctor Fabio... El psicólogo que me ha estado viendo debido a mi incidente hace unos cuantos meses. No recuerdo mucho de lo que pasó, a penas soy capaz de recordar pequeños fragmentos, los cuales son imágenes borrosas de lo que confundo entre realidad y fantasía. Pero aquello de lo que, si puedo estar segura, es que ese día seguir viviendo no estaba dentro de lo que yo quería que pasara.
Miro mi reloj y son las 2:40, genial otra vez tarde...

-Mamá va a matarme- digo en voz baja mientras entro a recepción 

- Disculpa tengo cita con el doctor Fabio

-Te estaba esperando, sigue 

Me ahorré las gracias y salí corriendo al consultorio. Toqué y un "adelante" se
escuchó de fondo. 

-Tarde otra vez

-Qué le puedo decir... 

-Nada Briana, prefiero ir  directo a la razón por la cual estas aquí. Dime, ¿Cómo has estado estos últimos días?

-Estable, doctor

- ¿Y que tal hoy?

-Bien- respondí  sin ganas de ahondar mucho en el tema

-Creí que habíamos acordado hablar con total sinceridad y confianza mientras estuvieras aquí

-¡Para usted es fácil decirlo! Como usted no es el que ha perdido a su padre se le hace fácil venir a decirme lo que tengo o no que hacer. ¿Verdad? – respondo enojada ya harta de la situación. Siento como mis ojos se humedecen y me obligo a no permitirme llorar. No aquí, no hoy...

- ¿Has estado tomando tus medicinas? - Pregunta evadiendo todo lo que acabo de decir. Y ni siquiera se toma la molestia de mirarme. Parece que lo que escribe en su libreta es mucho más importante

- ¿Qué escribe?

- Tus avances- Dice apartando la vista de su libreta para mirarme por unos instantes

- ¿Le parece que he avanzado mucho? - Le digo con sarcasmo

- Bueno, por lo menos ahora lloras
+++
De camino a casa paré en una cafetería por un capuchino. Al llegar a la cafetería me senté en la mesa que queda al lado de la ventana. Siempre me ha gustado estar en el lugar de la ventana, no lo sé. Ver pasar a los carros hace volar mi imaginación. 

-Bienvenida. ¿Qué te puedo ofrecer? 

-Ashley trae un capuchino para la señorita- La muchacha que al parecer se llamaba Ashley asintió con la cabeza y se retiró. 

-Creo ser totalmente capaz de hacer mi pedido Matthew 

-Sonreír de vez en cuando no te haría daño. Y creo ya haberte dicho que Matt está bien para ti

-Para mí está bien Matthew – Matthew se retiró riendo al parecer divertido por la situación. Era el dueño de aquel café, vengo aquí seguido, así que termine haciéndome amiga de él. Podría decirse que es el único amigo que tengo. Después de la muerte  de mi papá perdí el contacto con todos mis amigos, o bueno la palabra correcta sería "cortar". Corté todo contacto con mis amigos.

Volví mi vista a la ventana y me di cuenta de que un señor me observaba, no era tan joven. Era más bien viejo, de unos 57-58 años, no le pongo más. Me empecé a sentir incomoda y no sabía si desviar la mirada.
-Ten- Me sobresalté al escuchar la voz de Ashley.
-Gracias- Respondí tomando mi capuchino. Al volver mi vista a la ventana me di cuenta de que el anciano había desaparecido. Inquieta de la situación mi pulso empezó a acelerarse mientras yo buscaba al anciano por la ventana, cuando de repente pegué un pequeño salto  al sentir mi celular vibrar, era un número desconocido. Mi pulso se aceleró más, púes no miento ni exagero al decir que nadie me llama. 

- ¿Hola? - hablé titubeando un poco sin saber que sería lo que escucharía al otro lado de la línea. 

- ¿Hola? - Volví a soltar sin escuchar respuesta alguna

- ¡¿BRIANA ES QUE ACASO NO SABES CONTESTAR EL TELÉFONO?!- Suspiré con un poco de alivio al escuchar la voz de mi mamá.

-Mamá... no sabes el susto que me acabo de meter- Dije soltando una risita al final 

-Pues imagínate el mío!! He intentado comunicarme contigo desde hace una hora. Fui a la clínica para recogerte y me informaron que hace un rato habías salido 

-Mamá...

-Mamá nada Briana, no tienes ni idea del susto que me pegaste, te llame tantas veces, , pero no contestabas y ahora estoy en medio de la calle llamando desde un teléfono público porque mi celular se descargó y el carro se varó. Y si eso te parece poco también tengo una posible causa de despido por abandonar mi puesto de trabajo. 

-Mamá de verdad lo lamento. Es que no sentí el celular vibrar y...

-Está bien. ¿Dónde estás? 

-Estoy en la cafetería

-Bien. Tardaré un poco, debo llamar a una grúa y luego iré a la casa. Nos vemos allá, te amo 

- Yo a ti mamá, y lo siento.

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