CAPITULO 4

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Abrí mis ojos lentamente intentando acostumbrarme a la luz. Al intentar pararme un dolor insoportable invadió mi cuerpo mientras un quejido de dolor salió de mi boca. Me costó un poco recordar que había pasado, pero apenas recordaba cosas muy mínimas de lo sucedido. Recordé haber estado en el hospital, haber hablado con un oficial, el interrogatorio, y haber entrado a la patrulla para ir a mi casa. De ahí no tengo muy claro lo que paso, y al intentar recordarlo me dio un dolor de cabeza insoportable.

Me intenté levantar de nuevo y el dolor de cabeza se incrementó más, miré a mi alrededor y empecé a evaluar el entorno en el cual me encontraba. Me di cuenta de que estaba en un hospital, intenté pararme, pero algo me lo impidió, al voltear me di cuenta de que estaba esposada a la camilla, empecé a forcejear intentando zafarme, pero era obvio que mis intentos eran en vano. El miedo empezó a invadirme, mi respiración empezó a acelerarse mientras sentía mi corazón martillar contra mi pecho, de repente empecé a llorar, era un llanto de impotencia, y me empecé a preguntar en qué momento terminé de esta manera. Como de estar feliz, con amigos, con mi papá a mi lado a pasar a estar en esta situación. Mi llanto se incrementó y me hice ovillo encima de la camilla, solo escuchaba mi respiración pesada en toda la habitación. En un momento sentí que alguien entró a la habitación, ni siquiera me tomé la molestia de levantarme, quería estar sola.
Escuché las pisadas acercándose a la camilla y de repente alguien se sentó a mi lado; en ese momento intenté voltearme para ver a la persona que estuviera a mi lado, pero no pude. Mi llanto cesó y fue remplazado por una especie de curiosidad. Esta persona puso su mano encima de mi hombro y sentí la calidad esparciéndose por mi cuerpo, cerré los ojos disfrutando la sensación de seguridad que aquella mano sobre mi hombro producía. En un momento el silencio se esparció por la habitación, pero no era un silencio incómodo, ni pesado, era un silencio que te daba tranquilidad. Pero ese mismo silencio se rompió por las palabras de aquella persona.
-Aún recuerdo la última vez que lloraste- al escuchar esas palabras la sensación de calidad fue remplazada por miedo y mis sentidos se pusieron alerta con tan solo escuchar su voz- Si, recuerdo que fue una semana antes de volver a la escuela.
Llorabas por ese muchacho, Daniel, ¿verdad? Ese día estabas destrozada porque lo encontraste besándose con una muchacha de tu escuela ¿Cómo era que se llamaba? Era algo con L…
-Laila- respondí recordando lo que sucedió ese día
-Si… recuerdo que entraste a mi estudio con lágrimas en los ojos. Pero no pasaste el umbral de la puerta porque sabías que no me gustaba que entraras allí. Sentí enojo porque yo ya te había advertido que ese muchacho no era buena persona. Pero insististe en estar con él, y de cierta manera lo permití porque era la primera vez que sentías algo así por alguien. ¿Recuerdas lo que hice el día siguiente?
-Saliste de casa muy temprano y cuando volviste tenías una sonrisa en tu rostro. Días después me enteré por uno de sus amigos que le habías dado un puño en la nariz y le dijiste que pensara dos veces con quien se metía- dije entre unas pequeñas risas recordando la cara de vergüenza de Daniel al volver al colegio

-Duraste enojada conmigo dos semanas porque ya ningún muchacho quería acercarte a ti por miedo a que le hiciera algo- un silencio se volvió a asentar en la habitación y en ese silencio mi mente realizó una pregunta, una que me estaba rondando desde hace dos años. Pero no pude retenerla por mucho tiempo porque aquella pregunta picaba en mi lengua con urgencia y necesidad de salir.
- ¿Porque te fuiste papá? - mi voz no sonaba enojada sino más bien como un reclamo como un reproche hacia tal acción- me quedé sola, ¿sabes? Llegué a sentir que de cierta manera te habías ido por mi culpa. Y me ahogue en esa soledad y esa tristeza hasta tal punto de quererme ir contigo. A donde fuera que estuvieras. Y llegué a pensar que si eso no funcionaba podría al menos cesar con la tristeza que invadía cada zona de mi cuerpo ¿por qué papá? ¿por qué si todo parecía estar bien ese día?
-Hay cosas que no estás lista para saber aún Briana
-No me vengas con eso-dije ya enojada intenté voltearme para ver su rostro. Pero empezó a ejercer presión sobre mi hombro impidiendo que yo pudiera voltearme. Empecé a sentirme un poco incomoda frente a tal acción, pero preferí no intentar mas voltearme- no puedes decir que no estoy lista para saber el porqué. No estamos hablando de un secreto del estado o de algún problema que afecte el orden mundial. Simplemente te estoy pidiendo una respuesta. Es lo menos que merezco después de ver a mi padre colgado de una soga en medio de  su estudio.
-Todo llegará a su tiempo Briana, de eso no tengas ninguna duda-quise decir algo más. Reprocharle, enojarme y llorar de ira y decepción hasta que no salieran más lágrimas de mi rostro y pudiera descansar. Pero no pude, porque de esa misma manera en la que la oscuridad se dispersa con la salida del sol, de esa misma manera él se fue dejando un silencio casi fúnebre en toda la habitación.
-Señorita, ¿se encuentra bien? - preguntó una enfermera con una cara asustada
- Si…- respondí intentando digerir lo que acababa de pasar
- Bien, iré a informarle a los oficiales que ya despertó
- ¿A los oficiales?- la enfermera salió por la puerta ignorando por completo mi pregunta. De inmediato entran varios oficiales por la puerta, asustada me hice para atrás, como si de alguna forma buscara alejarme de ellos y huir. Pasé mis vista por cada uno de los rostros que se encontraban en la habitación. Y entre todos esos rostros pude distinguir al del detective Ruiz. Sentí un poco de alivio al verlo, pero ese alivio se fue al ver la cara del detective, parecía desearme la muerte con tan solo verlo a los ojos.

- Detective… yo… ¿Podría decirme que hago aquí? Lo último que recuerdo es ir de camino a casa y…-
-Cállate – lo pronunció bajo, pero imponente como si me estuviera dando una clase de advertencia- Así que, ¿no  recuerdas nada, he?
- No señor, yo no…-
- Así que no recuerda haberle dado con una piedra en la cabeza a un oficial y matarlo a golpes-
- ¿Qué? -
- No te hagas la estúpida te ví tú lo mataste-
-No… no sé de que habla, solo recuerdo estar en el auto y….-
-Suficiente. Briana Workman, quedas arrestada por el presunto asesinato a un agente de policía, todo lo que digas podrá y será ser usado en tu contra. Tienes derecho a un                    abogado, y si tiene uno, el estado se lo proporcionará- Tan pronto terminó de hablar un oficial me soltó de la camilla para luego esposarme
- No lo entiende, yo no hice nada. Fue el hombre, el quería hacerme daño… y luego me disparó…-
- ¿Qué? - Preguntó el detective pareciendo estar harto de mis palabras
- Si- me presioné para acordarme más de lo que había pasado y luego hablé- recuerdo que el auto chocó y salí a correr por el bosque para alejarme del hombre. Pero luego empezó a disparar y uno de los disparos me dio en la pierna y luego no tengo muy en claro lo que pasó
-Disparos? Nunca hubo disparos señorita, usted lo atacó cuando el intentó pararla mientras usted huía
-No, no es posible, el disparó…- bajé mi mirada en el punto en el que estaba el disparo. Pero… ya no había nada.

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