Lección 2: La impaciencia de un Vampiro

2K 218 49
                                    


4.5K Lecturas 🥳😱🥳 Gracias a los que leen, comentan o votan. Espero que disfruten el capítulo. Empecé a estudiar así que no estaré publicando tan constante, pero mínimo habrá un capítulo por semana.

Capítulo 12
Lección 2: La impaciencia de un vampiro

La habitación estaba en silencio a excepción de la errática respiración de una mujer. Lena amaba ese sonido con todo su ser. La parte humana a la que con tanto ahínco se aferraba se sentía extasiada por los jadeos y gemidos. La bestia en su interior gruñía deseando mucho más. Deseando ejercer dominio y poder. Deseando dañar y someter. Luthor empujaba esos deseos a lo más hondo de su cabeza para ignorarlos. Nunca lastimaría a ese ser perfecto y delicado que se removía contra ella. Era la primera vez que sentía amor; no quería dañar ese sentimiento con su pervertida naturaleza.

El cuarto donde se encontraban era más pequeño que la habitación que tenía en la mansión de los Luthor. Era apenas lo suficientemente grande para contener una cama de tamaño full, una mesa a un costado y un armario. La comodidad y la decoración no era muy importante para Lena en esos momentos. Podría haber pagado por un cuarto con solo un matre y seguiría tan feliz como si estuviese en un palacio. Por supuesto, ella podría pagar por algo mucho más lujoso y cómodo. El problema con los lugares caros es que los gerentes conocían al alcalde.

Lena amaría ver el rostro de aquel hombre arrogante y vanidoso si viese a su esposa en esos instantes. El hombre de espesa barba y ojos siempre burlones seguramente moriría de enojo y vergüenza. La rubia estaba segura de que Mina solo podía experimentar el total placer cuando era ella quien manipulaba su cuerpo. Solo cuando eran la boca y los dedos de Luthor los que recorrían el mar extenso de su ser. Ella amaba recorrer esa piel tersa y perfecta. Desplazar su lengua por sus clavículas y morder la piel bajo sus senos.

-No Marques...- siempre le suplicaba la otra.

La rubia no dejaba evidencias, solo por evitarle un problema. Si el alcalde descubría que su esposa se acostaba con la recién llegada podría expulsarla del pueblo. Lena deseaba verlo intentar que ella se alejase de la mujer de castaño cabello. Todo su respeto a la vida humana se acabaría en esos momentos. No lo mordería con cuidado sino despedazaría el cuello del hombre y rompería sus huesos. Lilian sería feliz: ella sería el monstruo que la familia Luthor tanto había intentado formar en la rubia desde que la hicieron parte de ellos. Pero, para evitar llegar a ese punto, ella mordía con cuidado. Sin marcar aquella hermosa piel que sentía suya.

-Mmm...más fuerte...haz que me corra, Lucy...- suplicaba Mina.

Ella amaba su voz cuando estaba perdida en los infiernos del placer. Era aguda y desesperada. Su respiración errática hacía de sus latidos una hermosa canción. Lena se acomodaba mejor contra las almohadas. No eran tan suaves como esas en las cuales solía descansar su cabeza en las noches. La espalda de Mina pegada a su pecho, su rostro inclinado hacia atrás sobre el hombre de la rubia recompensaba la incomodidad. El sudor recorría el cuerpo de la humana, como perlas desplazándose por un perfecto lienzo. El lienzo del cuerpo más hermoso que ella hubiese observado en los años que llevaba con vida. Ella entonces ponía más empeño, cumpliendo  con la petición de la otra. Pero no dejaba de ver aquel rostro, amaba solo mirarla. Lamía sus labios mirando su pulso, agradeciendo que su sangre no la tentase lo suficiente.

-Oh, Lucy...si...ummm.- jadeaba ella contra su cuerpo.

Lena sabía cuán frágiles eran los cuerpos humanos. No soportaban el dolor y a duras penas lograban aguantar el placer. Sentía las contracciones de Mina y duplicaba sus esfuerzos. En realidad, llevar a la otra al orgasmo era una tarea sencilla. Disfrutaba de brindarle aquel placer.

Instintos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora