Fotografías

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Desperté, otra vez con esa ligera resaca que traen las desveladas constantes de un médico, así es me convertí en un médico, después de tanto ser cortada en pedazos por un bisturí y odiarlos a morir me convertí en uno.
No soy un médico cirujano ni nada por el estilo, soy pediatra  hace unos años descubrí que quería serlo. Hay tantos pequeños sufriendo que quiero aminorar un poco las cifras. Además de trabajar en un hospital  tengo un consultorio externo, así que mis días están totalmente ocupados.
Es lo que me encanta más que nada, no tener tiempo de pensar en nada o en nadie.
A veces me arrepiento, de lanzar el teléfono contra el piso, de no detener a Joshua, de no volver a buscarlo. Pero luego me siento tan orgullosa de escuchar a los amigos mencionándolo. Joshua se convirtió en lo que debía, es un gran músico y compositor, se ha presentado con muchas orquestas y viajado por el mundo, algunos artistas famosos han grabado sus canciones y en un reportaje que leí hace un año sobre él en una revista se dice que es un músico respetado en el ámbito musical.
Han pasado casi doce años desde la ultima vez que nos vimos, aunque si me preguntan, para mi fue ayer.
Por eso me gusta estar ocupada, me gusta cansarme hasta no poder más que dormir. No salgo con nadie y siempre pongo excusas para reunirme con amigos del pasado, porque aunque quiero saber de Joshua no quiero hacerlo también, ¿me entienden? Jaja, no se preocupen yo tampoco lo hago.

Miro fotografías viejas de mi vida en ese entonces, pero no me reconozco, creo que ya no soy esa persona. Es extraño mirarte a ti mismo en una fotografía antigua y ver como la forma de mirar y tu sonrisa cambiaron, no me importa en lo absoluto la apariencia, si no eso interior que solo uno mismo puede saber que ha perdido.
En fin la vida es así, hay cosas en esta vida que solo debes aceptar y continuar, solo somos humanos y no podemos hacerlo todo, me costo hacerlo pero ya lo acepte.

Hoy vería a mamá, era  su cumpleaños así que me tocaba llegar con el pastel para disculparme de todas las veces que le quedo mal, es ley de familia.

Camine por las mismas calles de mi juventud con un pastel enorme  colgando de una bolsa, rogando porque esa misma estúpida bolsa no se reventara o mi madre me odiaría por siempre

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Camine por las mismas calles de mi juventud con un pastel enorme  colgando de una bolsa, rogando porque esa misma estúpida bolsa no se reventara o mi madre me odiaría por siempre.
Gire en la esquina para llegar al estacionamiento donde dejé mi auto y así manejar en dirección a casa de mis padres. Estaba cerrando la puerta cuando un auto paso tan cerca de mi que pensé que me atropellaría.

Que tamaño de estúpido  - pensé - pero cuando pensaba acercarme para recordarle a su progenitora, una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo al ver bajar al dueño del auto. Era Joshua, camino tan seguro hacia la puerta trasera y bajo algo del asiento parecido a un estuche de violín. Quede congelada, las manos y las piernas me temblaban tanto que pensé que me desmayaría.
Camino en mi dirección y justo cuando reaccione para meterme en el auto el levantó la mirada, esos ojos tan profundos y brillantes se encontraron con los míos en un instante que para mi fue eterno.
Nuestros ojos se encontraron y mi respiración era tan fuerte que sentía algo parecido a cuando corres tanto que inhalar un poco de aire es difícil para tu cuerpo. Creo que el sentía lo mismo pues sus hombros y pecho se movían junto con su respiración agitada.
No pude articular palabra, mi cerebro se reseteo por completo y sentí unas ganas tan intensas de llorar que pensé en huir y salir a prisa como una niña asustada, eso me disponía a hacer  cuando escuché su voz.

Cuándo tengamos que vernosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora