Conciencia

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¿Sabe lo mejor de los corazones rotos? Que solo pueden romperse de verdad una vez. Lo demás son rasguños
-Carlos Ruiz Zafón

Llegue a toda velocidad a la escuela de música donde Joshua daba clases, las piernas me temblaban de miedo pues no lo había visto desde la ultima ocasión. Entre avanzando a través de unas enormes puertas de cristal y mire a cada uno de los jóvenes ahí, llenos de ilusiones por la vida, caminando con sus guitarras al hombro o cargando enormes estuches como si fueran lo más importante en sus vidas.

Así debió ser Joshua una vez, lo imagine caminando por su instituto con partituras en sus manos y por un instante el corazón se me lleno de paz y felicidad, mi chico lo había logrado.

Llegue hasta una recepción donde dije tener una cita con el profesor Joshua Montaño que ya me estaba esperando, solo mencionar eso me lleno de orgullo y sonreí sin querer desde lo más profundo de mi alma.

Tenía que arriesgarlo todo, quemar todas mis cartas, se vale ser egoísta esta vez, me dije a mi misma; puedo hacerlo, debo hacerlo, crearé con mis propias manos el destino que merezco.

La secretaria me mostró la puerta de madera antigua donde estaba la oficina de Joshua, el corazón me estallaba pero me obligué a calmarlo, tomé una respiración profunda y toqué la puerta.

-adelante...

Dijo una voz desconocida para mi, pero tire de la manija de la puerta y entre.

Era una oficina enorme de color blanco radiante, iluminada por una enorme ventana casi del tamaño de uno de los muros, con una pared negra en la que resaltaban múltiples diplomas y premios; muebles en tonos negros y jarrones de tulipanes en distintos colores ubicados por toda la oficina. El aroma adentro se impregnó de inmediato en mi nariz, especias mezcladas, canela y pimientas, tal vez alguna madera, era exquisito al olfato. Estaba segura que era la loción de Joshua porque ese mismo aroma llegó a mi todas las veces que lo vi recientemente.

Camine hasta quedar frente al escritorio y la silla giro, era una mujer y no Joshua quien estaba sentada ahí. Quede frente a frente con una hermosa mujer de ojos de un color aceituna profundo, cabello rubio oscuro ondulado al hombro y una sonrisa enorme que dejaban ver unos hermosos labios rojo cereza. Vestía una especie de blusa suelta en color rosa pálido o al menos eso parecía hasta donde dejaba ver el escritorio ya que ella no se levantó.

Entonces de manera calmada y amable me saludo.

-¡hola!, pasa toma asiento por favor, el profesor volverá en un momento, necesitaba salir a firmar algo.

Me quede algo sorprendida porque había imaginado lanzarme a los brazos de Joshua en cuanto esté abriera la puerta, pero pude recomponerme y saludar de forma tranquila también.

- ¡hola!, si gracias me sentaré.

Tome asiento en la enorme silla, quedando frente a frente con ella.

-¿y que te trae por aquí, piensas estudiar con nosotros?, o ¿quizás traerás a algún pequeño para que estudie aquí?, es uno de los mejores institutos en el estado no te vas a arrepentir.

Dijo ella con voz amigable y segura. Me sentí apenada al instante pues ninguno de esos motivos me había traído al instituto.

-¡oh no!, no yo no tengo hijos tampoco vine a estudiar, soy una antigua amiga del profesor, nos conocimos cuando éramos jóvenes, me enteré que estaba aquí en la ciudad y pensé en saludarlo.

Le dije al momento y ella me miro sorprendida y soltó una enorme sonrisa.

-¿En verdad?, ¡oh por Dios!, que genial jamás había visto a un amigo de la juventud de Joshua, es una excelente noticia, se va a poner realmente feliz cuando te vea, espera les pediré café con la secretaria para que conversen a gusto.

Cuándo tengamos que vernosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora