Cap. 5

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_Y así fue como el barco de mi tatara tarara tatara abuelo se estrelló por culpa del canto de una sirena..._

Steven solo lograba asentir con aquel relato, veía a la pequeña niña con la que se llevaba un año, siendo él el mayor, contandole la historia inventada de un barco que se estrelló por descuido del capitán, quien se distrajo con el hermoso canto de una sirena malvada.

Sirena... Le recordó a Lapiz, ambas vivían en el mar, aunque, la niña le dijo que esa es la señora que va a conseguir pescado en otros mares, con su gran barco pesquero, junto a dos personas más quienes la ayudaban con su arduo trabajo. Penélope y Beatriz... Además de que vivían en un gran campo donde las calabazas son las más deliciosas... Lápiz, Peridot y Bismuto...

Había estado en una mentira todo el tiempo, le costaba asimilarlo.

_Bueno, es hora de tu medicina, no queremos que ataques a alguien más... ¿Qué sabor quieres? Me gusta el chocolate, aunque el de fresa o tuti-fruti, no están tan mal... Sigo recomendando el de chocolate, obviamente es el más delicioso._

Aquella niña no se callaba nunca. Es lo que pensaba Steven con una pequeña sonrisa. A pesar de ser ya una preadolescente, aquella chica se comportaba como una pequeña niña, con su imaginación por las nubes.

Steven:_Que sea... Fresa._

_¡Steven, se suponía que elegirías chocolate!_

Rió al ver como ___, infló sus mejillas infantilmente, sabía que ella aún no había tomado su "medicina", ya que cuando la tomaba, parecía no tener vida, y ser solo una arisca adolescente que apenas y te dirigía la palabra. Odiaba eso.

Le gustaba molestar a la adolescente con su niña interior a flote.

A la niña nórdica, quien inventaba historias mientras dibujaba sus ideas.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por una puerta abriéndose poco a poco, dejando ver a tres mujeres, a tres mujeres que Steven no quería ver por el momento.

Georgina:_Vinimos a darte tu... Medicina, y a hablar contigo._

Las tres miraron a la pequeña quien tenía en sus manos a un muñeco guerrero nórdico, esta lo dejó sobre las piernas de Steven antes de irse corriendo de la habitación, no sin antes gritarle a Steven que debería ser el de chocolate porque es más delicioso, causándole una pequeña risa.

Steven:_¿Por qué me dejaron aquí?... Georgina._

Bajo su mirada, el nombre que su boca soltó sonó más a una pregunta que a una afirmación de su nombre, su mente suponía que era Garnet, pero sabía que era una mentira, tenía que aprender a ver lo real sin dolor, a decir las cosas como son, ser real, observó a aquel muñeco, el cual, gracias a la chica que estaba hasta hace unos instantes, le hacía tranquilizar, ella se lo había prometido, y hasta ahora tenía razón. Los muñecos y peluches siempre calman, te distraes tanto jugando con el en tu mente que puedes hablar sin sentir tanta presión encima. Llevaba un par de días allí y sentía, que había echo una amiga. Por fin.

Recordaba cuando despertó, creyó que estaba en una rosada habitación, cuando vió que una perla blanca se le acercaba, estaba listo para atacarla pensando en que le harían daño, y la sonriente perla, luego de un pequeño forcejeo, le dio bruscamente una pastilla la cual no tuvo tiempo de saborear, ya que se la había tragado sin darse cuenta, y fue cuando unos minutos después, afrontó a la realidad.

Lo dejaron en una habitación de un hospital psiquiátrico, llevaba todo un día allí, y según le contó su nueva amiga, sus "madres" le pidieron a su padre que se quedara allí, resguardado y seguro, mientras que ellas volverían cuando despertara. Así que mientras esperaban su llegada, ___ le mostró diversos juegos mientras le contaba sus historias y mostraba sus "fantásticos" dibujos a medida que el efecto de su medicina, pasaba. Había conocido las dos caras de la chica en solo un par de días, y se cuestionaba, ¿cómo se habrá visto él, luchando contra un guante portando un cinturón con un diamante y un pobre minino pintado de rosa?.

Ya no sabía que pensar, no sabía que decir, no sabía que era real.

Georgina: _Sabes que fue lo mejor Steven... Ya verás que vas a datar bien, tu vida va a estar bien..._

El veía aquellas pastillas y miró a la mujer, la distorsión de la realidad iba a comenzar, los minutos pasaban y el silencio inundaba la habitación, sus tres tutoras hablaban y comentaban de algún chisme nuevo o sobre cosas que sucedían mientras él estaba encerrado.

Se sentía un maldito preso.

Le comentaban que aquella niña que lo solía molestar, fue a preguntar por el, Connie era su nombre, la conoció porque una vez la tiró sin querer al agua, y cuando intento ser su amigo, lo trataba de loco, aunque él, le solía insistir para una amistad... Veía lo suyo como una amistad.

Paulette: _Connie dice que va a visitarte cuando su madre le dé permiso..._

Steven: _Dile que no voy a aceptar su visita... Tengo que asimilar algunas cosas aun Perla._

Observaba la pastilla y la sostuvo firme en sus manos, cuando al instante de decir el nombre y ver el rostro de la mujer, se puso de pie y caminó al rededor de la habitación.

Steven: _¡Paulette! ¡quise decir Paulette! ¡Paulette!_

Exclamaba con miedo, llevó con rapidez la pastilla a su boca, el sabor amargo era inevitable, a pesar de estar saborizados, seguía siendo un medicamento.

Amanda: _Hey amigo, cálmate, Tranquilo..._

Amanda con cuidado se acercaba a él, quien se encogió en el piso, sentándose en el suelo y abrazando sus rodillas.

Steven: _Llevenme a casa por favor... Solo quiero irme a casa_

Las lágrimas salían de sus ojos y las mujeres se miraban entre ellas, debatiéndo en silencio, mientras que Amanda acariciaba con cariño la espalda y el cabello ondulado azabache que portaba.

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⏰ Última actualización: May 07, 2020 ⏰

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 ᴩꜱyᴄʜᴏ ꜱᴛᴇᴠᴇɴ •°ˢᵗᵉᵛᵉⁿ ʸ ᵀᵘ°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora