Dejé de contar las veces que escuché esa frase, "El amor de una madre siempre será incondicional", de cierta forma es cierto, eso lo compruebas cuando adoptas dicha posición, entiendes el significado moral de un hijo, su relevancia en tu vida y le das un nuevo significado al amor. Debo admitirlo, cuando recibí la noticia a mi menté le costó asimilarlo, era un gran reto, quizá no estaría preparada, quizá no sería una buena madre, y quizá, solo quizá, no quería ser madre. Cuando la sostuve en mis brazos, cuando pude conocer a mi pequeña niña, me enamoré, de una forma totalmente diferente, mi mente anhelaba protegerla, cuidarla, ella sería mi vida, su dolor es mío, su sufrimiento era mi penuria, pero su alegría, mi éxito.
Yo misma la críe, su padre nunca quiso hacerse cargo, no importaba, seríamos ella y yo contra el mundo si fuera necesario. Era una niña encantadora, inteligente, era hermosa, yo adoraba sus ojos, su piel blanca, todo en ella enamoraría a cualquiera; creció con buenas cualidades, era una jovencita de muy buen ver, todo hay que decirlo. Hubiese dado todo por ella, estaba dispuesta a apoyarla en cualquier caso que lo necesitara, aún si todas las probabilidades y las pruebas, estuvieran en su contra; podría perdonarle todo, cualquier falta, cualquier error, cualquier ofensa, nada era importante, nada cambiaría mi postura. Una madre no puede renegar ante esto, sabe perfectamente de lo que hablo, todas nos hemos sentido insuficientes, tal vez sean nuestros modos, tal vez el estrés consumiéndonos de a poco, quizá seamos muy estrictas, el punto, era compensar el error. Lo entiendo, exagero en algunas cosas, me refugio en saber que a mi pequeña nunca le hizo falta nada, me esforzaba tanto como podía por evitarle cualquier carencia, carencias que sufrí cuando pequeña; la eduqué de la mejor forma posible, le di cuanto necesitara y un poco de más. A pesar de todo esto, a pesar de siempre demostrarle mi apoyo, mi amor incondicional, me cuesta asimilar lo que hizo, veo su mirada temblar, su boca entreabierta titubeando, sus manos temblorosas y su rostro lleno de terror, aun así, estoy dispuesta a perdonarla; por desgracia, ya no podrá disculparse conmigo, más triste aún, no podré volver a verla.
[Canción recomendada para escuchar mientras lo lees]

ESTÁS LEYENDO
Historias Cortas
Historia CortaPublicaré algunas historias o textos cortos mientras puedo concluir los capítulos de "Un romance sabor cereza" ¿Me echarías una mano compartiendolo? ;)