Ya solo queda ir con la cabeza bien alta, después de haberla agachado tantas veces, tal y como ver un día soleado tras tantos lluviosos.
Cometemos locuras a veces demasiado alocadas, aunque en este caso solo preferí apostar por vivir sin mentiras, por lo que consideraba correcto, pero siempre con la compañía de esos miedos que me quitan el hambre.
Pienso en ellos.
Pienso en las personas a mi alrededor.
Pienso en él.
Pienso en el futuro.
Pienso en todo lo que ha cambiado.
Pienso en todo lo que he dejado atrás.
Consecuencias.
Aciertos y fallos.
Todo aquello me ha servido para aprender.
