Echaba de menos los besos de ayer.
Mis ojos impregnados de sal y mis mejillas frías, blanquecinas.
El calor de tu pecho sobre el mío acariciando y erizando mi piel.
Rosas azules decorando la lluvia incesante.
Sentir por más tiempo todo esto que me acontece.
Esa luz que ilumina mi oscuridad pude verla apagada.
Pupilas cristalinas que tratan de percibirte.
Acacias empapadas en salinas lágrimas.
La ansiedad es mi grito de guerra.
La amargura y cabezonería lo que llevo por bandera.
Nada quita que luche como una fiera aunque mi apariencia y acciones como las de un gatito sean.
Es idiota pensar como lo hace una servidora, solo el susurro continuo de las voces que te dicen "para" son las que me animan a seguir adelante y plantarle cara.
