¿Todo esto es suficiente?
Ayer por la mañana vimos las cenizas de todo un pueblo y cogimos al único superviviente: un bebé.
¿Lo estamos haciendo bien?
Quería comprobar la salud del niño con algo de magia, pero Foxter no se fía de mí.
¿Podríamos hacer algo más?
Anoche descubrimos otro poblado en llamas y organizamos a la gente para sobrevivir después de la catástrofe. Mis compañeros fueron a cazar y yo quedé con una treintena de cabezas desesperadas. Por mi suerte, dos jóvenes se mostraron serviciales y pude crear mantas y cuencos para todos
¿Qué pasará ahora?
Estamos decididos a llevarlos a la ciudad del norte. Conseguimos restaurar un carro y Kumaro trajo algunos alces para tirar de él.
Los chicos seguían preguntándome si necesitaba ayuda.
Como ellos...
El camino comenzó animado. Algunos empezaron a cantar y bailar, los niños subían y bajaban del carro sin cesar. Quienes tenían armas permanecían alerta. Disfruté de sus esperanzas por una vida mejor. Me acerqué a mis compañeros.
"Señorita WeißAugen" "¿Necesita ayuda, señorita?" "¿Quiere subir al carro?"
No...
Cada uno por un lado, Ander y Juan, serviciales, amables, cercanos.
Como ellos.
¿Lo hicimos mal?
Antes de que cayera el sol nos atacaron. Mis compañeros habían marchado. Estaba sola, junto a tres hombres y una mujer que parecían controlar la espada y el viejo sacerdote. Antes de que pudieran venir, cuatro personas cayeron inconscientes. Todos estábamos heridos, sangrando, con miedo a morir.
Mi equipo llegó pronto y se encargaron ellos de eliminar a los mercenarios mientras intenté estabilizar a los caídos. Poco a poco, los demás me ayudaron hasta que quedaba uno.
Tendría más o menos diez años. Su pelo oscuro tenía varios copos de nieve decorándolo y su piel estaba quedándose fría. Nada de lo que hacía parecía funcionar ni mis imploraciones eran atendidas.
El pueblo se reunió a mi alrededor.
Lo levanté como pude del suelo y abracé los últimos segundos que quedaban de él.
¿Soy suficiente?
Una y otra vez.
¿Soy suficiente?
No para de repetirse.
¿Soy suficiente?
No pude salvarle.
¿Soy suficiente?
Los llantos de mi alrededor confirmaban lo que ya sabía.
¿Soy suficiente?
Está claro que no.
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Multiplanar
RandomY de mientras, la vida continúa. A la vez que tú. A la vez que yo. Estas son algunas historias que algún día esperan ser recordadas.