❥Bendita Enfermedad

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El dolor punzante de la fiebre ya comenzaba a provocar las alucinaciones en su cabeza, los ojos que con estupor se dirigían hacia las frutas truncadas, ya hacían sin rastro de haber sido movidas de su lugar o siquiera tocadas.

Bajó uno de sus pies de la cama y cayó de su frente el paño húmedo y tibio puesto hace una media hora, mientras que el flequillo rubio quedaba mojado por el contacto de la dichosa tela.

Necesitaba estar de pie un rato; no le gustaba estar recostado en la cama, echado a su suerte y obligado a solo dormir, prácticamente un inútil, esa palabra "inútil" le desagradaba aún más como para soportar llevarla tildada en la espalda como lo hacía ahora.

¡Maldita fiebre!

Leves pasos dirigidos hacía el apoyo más cercano. La debilidad le llegaba con todo. A duras penas alargo uno de sus brazos, palpando con los dedos la silla del escritorio, más allá el libro que leía desde un tiempo y que ahora, lanzado a la espera se cernía silencioso sobre la mesa.

Alcanzar, sujetar y caminar... alcanzar, sujetar y caminar...

Con eso en mente y un poco de esfuerzo físico logró llegar al pie del ventanal, mientras sus manos temblorosas se dirigían al pestillo para abrirla un poco.

¡Al fin!

Deliciosamente se dejo llevar por el viento que lo refrescaba más que el paño húmedo. Cerró los ojos; nadie le reprocharía por estar en pie... ni Gon, ni Killua, ambos chicos enviados a comprar los remedios en la farmacia más cercana, y eso era a... mm... ¿Unas 3 horas? Debía tomar en cuenta que estaban en una cabaña, alejada de la ciudad y en medio del bosque.

Y Leorio, el "Doctorcito" había desaparecido muy en la mañana, sin decir nada, dejándolo completamente solo. Bueno, siempre y cuando a un débil "Volveré pronto" se le podía decir nada. Lo más probable era que se había lanzado a la ciudad a buscar alguna chica para insinuársele, a fin de cuentas, él no era importante y mucho menos su estado de enfermo. ¿Buenos amigos? Sí claro...

-Pervertido... - Dijo con tono de enojo y el ceño fruncido, antes de sentir la manija de la puerta girar.

-¿Quién es él pervertido Kurapika?.- Preguntó una voz a sus espaldas que cerraba la entrada.

-Tú... - La respuesta cortante de Kurapika no se hizo esperar y como siempre exaltó al joven médico. Genial... acababa de llegar y le estaban buscando pelea ¿Qué había hecho ahora él? "¡Gracias Kurapika! Muy buena Bienvenida..."- pensó.

Cuando el Kuruta se volteo, preparado para una contienda con el recién llegado Leorio. Se sorprendió de descubrirlo con una bolsa en mano; al contrario de lo que esperaba... que se traducía en algunas de esas revistas para los degenerados como él y javas de cervezas o alguna cosa por el estilo.

- ¿Y eso?.- La bolsa era apuntada por el dedo curioso de Kurapika.

Leorio no respondió. En cambio, tomo al rubio por debajo de las rodillas y la espalda, cargándolo sin pedir permiso del chico.

- ¿Q- Qué... ha-haces?.- Ahora las mejillas coloradas del joven Kuruta no se debían únicamente a los 39 grados de temperatura que tenía.

Recostado en la cama en contra de su voluntad, el rubio le devolvió una mirada intranquila al más alto. Que a su vez reprochaba con los ojos.

♡Different versions of our love♡ †LeoPika† Donde viven las historias. Descúbrelo ahora