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1972

No podía creer que estaba asistiendo a mi primer día de clases en la universidad, veía a muchos chicos, chicas muy contentas, mientras yo caminaba sola. Me había mudado a ésta ciudad a vivir en casa de mi tía, era el único familiar que podía darme alojamiento, aunque el precio que estoy pagando es fuerte. El carácter de Alina, mi tía, es complicado, estricta y nunca da su brazo a torcer. Sin embargo, no tengo otra opción. Espero que estos cuatro años pasen volando, para poder irme de aquí.

Se ven tan unidos cada grupo de jóvenes, y yo, como un bicho raro por no conocer a nadie; por ir tan distraída viendo tanta jovialidad no me percate de la señorita que venía leyendo un libro, fue demasiado tarde cuando quise reaccionar, nuestros cuerpos chocaron haciendo caer el libro que llevaba.

—Disculpa por mi torpeza, no me fijé en...—Enmudecí cuando fijé mi vista en ella... Su cabello rizado oscuro como la noche me nublaron por completo. Era hermosa, su sonrisa mucho más.

—No pasa nada, es mi culpa por venir distraída, pero estaba en una parte muy interesante del hombre araña, estaba a punto de derrotar a... ¿Te encuentras bien? Tienes las mejillas muy coloradas, ¿tienes fiebre? —intentó colocar su mano en mi mejilla, y por impulso alejé mi rostro.

—No, no, todo está bien. ¿Es una historieta? —pregunté señalando aquel libro en el suelo. No me gustaban, y no creía que hubiera mujeres que gustaran de ellos, en realidad.

—Un cómic, son increíbles—aseguró sonriente— Sí, sí, ya sé que no está bien que lea esto porque es cosa de hombres, pero sabes qué, a mí no me importa.

—Entiendo—fue lo único que pude pronunciar. Nunca había conocido a alguien como ella, era muy distinta.

Llevaba pantalones, sé que ahora es más común ver usar esa vestimenta, pero igual no quitaba que los demás se fijaran e hicieran gestos de desagrado.

—A propósito, me llamo Beatríz, ¿con quién tengo el gusto? —preguntó, mientras extendía su mano hacia mí.

—Clara Hill—apreté su mano, lo cual provocó una sensación difícil de explicar, algo que nunca había sentido. No pude evitar expandir mi sonrisa cuando vi la de ella. Sin duda, es muy bonita.

Actualidad

—¿Ya te enteraste de las últimas noticias? —chismeaba Fabiana al llegar a mi pupitre.

—No, y no me interesa—comenté con desgana, había tenido una discusión con mi madre para variar.

No quiere aceptar que cuando termine mi carrera me vaya de esta ciudad, no se da cuenta que es mi vida, mis proyectos, ella ya vivió lo que tenía que vivir y es mi turno decidir mi futuro, pero no quiere entenderlo.

—Por dios, por qué eres tan frívola. Además, te interesa, porque se trata del profesor Lee—Solo cuando escuché el nombre del profesor que había enviado el proyecto le presté atención.

—¿Qué pasó con él?—indagué.

—Pues... no, mejor no te lo digo, entérate por ti sola—Voltee mis ojos, a veces se porta como una niña.

—Dime de una put...—No pude completar mi maravillosa frase, en ese preciso instante entró una mujer.

Fruncí el ceño, no se me hacía conocida.

—Buenos días alumnos. Mi nombre es Bárbara Hill, seré su docente por algunos meses. Su profesor Lee pidió licencia médica.

—Esa era la noticia que tenía que darte—susurro Fabiana, desde la parte de atrás.

Recuerdos de un Amor BonitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora