3

214 30 14
                                    

Elizabeth

Por fin llegaba la hora de ir a casa, necesitaba cambiar de ambiente, mi humor había empeorado después de lo sucedido con la profesora Hill, además que acepté que era algo bonita.

¡Qué horror!

—Elizabeth—ignoré el primer llamado.

—Eli, espera—Caminé más rápido, no estaba de ánimos para seguir tolerando a Fabiana.

—Elizabeth Rogers, ¿¡acaso estás sorda!?—me gritó mi amiga, mientras me tomaba bruscamente del brazo.

—¿¡Qué quieres!?—le grité de vuelta—¿No te cansas de fastidiarme? —mi ira iba en aumento.

—Cuanta agresividad, discúlpame señorita dinamita, respira antes que explotes y me salpiques tu odio a la vida—su comentario por poco me hace reír, pero disimulé mi intento de risa.

—Fabiana, dime de una vez qué es lo que quieres, debo ir a casa, tengo pendientes, y me estás retrasando.

—Eli, sé que no has tenido un buen día–expresó—y sé que en parte es por mi culpa, así que quiero invitarte a un lugar donde iré con Diego, allá estarán unos amigos y podrás distraerte, creeme.

—No soy una buena compañía y lo sabes muy bien—respondí—y no insistas, no hay manera que yo vaya.

—De verdad que estás insoportable, necesitas urgente de alguien que te suavice ese genio—estaba por responderle cuando empezó a gritar de emoción.

—Mira ahí viene Diego, vamos, acerquémonos—me tomó del brazo, al llegar no dejaba de besar al pobre chico, un poco más y lo asfixiaba.
Que ridículo puede ser el amor, jamás haría algo semejante.

—¿Qué tal, Elizabeth? ¿vienes con nosotros? la pasaremos demasiado bien—Esta vez fue Diego, quien me habló después de que pudo liberarse de su chica.

—Hola, Diego, de verdad les agradezco, pero no los podré acompañar—respondí tratando de no sonar descortés.

Él es un buen chico, siempre respetuoso.

—Está bien, señorita dinamita, nos vemos mañana—comentó, Fabiana, quien salió a toda prisa con su novio y no esperó mi respuesta.

Decidí continuar mi camino. A lo lejos vi una figura conocida, Bárbara, opté por tomar otra ruta. Sólo es el primer día y siento que ya odio a esa mujer.

***

De camino a casa un nombre llamó mi atención: "Esperanza". Un rápido vistazo me permitió tener una idea de qué se trataba, era un geriátrico. Tantas veces había pasado por esta calle, pero sólo hasta ahora noté de este lugar, será porque siempre ando distraída. "Esperanza" me gustaba ese nombre y en sí tenía mucha relación con el lugar, aquí deben brindar una oportunidad a personas mayores una esperanza de vivir bien sus últimos años.

En ese momento muchas inquietudes vinieron a mi mente: ¿Quiénes son las personas que habitan ahí? ¿Serán felices? ¿Se sentirán invisibles? Son tantas dudas que sería interesante resolver.

Sí, creo que tengo lugar donde desarrollaré mi proyecto.

"ESPERANZA"

Por fin me encontraba en casa, después de una eterna ducha, mi cómoda cama me esperaba, había sido un largo día; Quería dormir hasta ya no despertar.

***

El sonido de mi alarma anunciaba un nuevo día. Mi cama se sentía tan agradable; como todas las mañanas me aferré a la almohada con la esperanza de que me vuelva prisionera, no pondría resistencia ¡lo juro!

Recuerdos de un Amor BonitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora