LA MANSIÓN.

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Los árboles pasaban a toda velocidad a través del vidrio, deseaba abrir la ventana pero mis tíos habían encendido el aire acondicionado. Giré mi torso hacia un lado. Una delicada figura reposaba sus brazos sobre el borde de la otra ventana pegando su rostro del vidrio. Tenía el mismo anhelo de poder abrirla y respirar el aire fresco mientras el viento revolvía su castaño cabello al viento. Me la imaginaba con una de sus dulces e ingenuas sonrisas.

Susi, mi prima, tres años menor pero con una madurez mayor a la mia. Físicamente no nos parecíamos tanto y tampoco lo hacíamos en personalidad, pero nuestros gustos eran muy similares.

Sus ojos encontraron los mios y en ellos se podían ver reflejados los nervios.

Nos dirigíamos a ''la Mansión del sarcasmo y la ironía" (ese era su nombre, se lo puso mi papá)... Donde nuestros padres habían comenzado su negocio. Llevaban estudiando muchos años y solo Dios y ellos sabrán que se ocultaba en aquél trabajo.

-¿que hacen, niñas?- la voz de mi tía Karol me sacó de los pensamientos.

-nada- respondió Susi dándome una mirada rápida.

Mis ojos se volvieron a fijar en los grandes arboles, lo único bueno de esto es el bosque del que tanto me ha hablado mi padre. Dice que es un lugar tranquilo y maravilloso y también mencionó una piscina al lado de la casa, me gustan mucho las piscinas, siempre supe que mi elemento era el agua.

Sentí un roce en mi mano izquierda y seguido de eso un apretón. Sus ojos marrones fijos en mi, se giró hacia su ventana y pude ver la "Mansión del sarcasmo y la ironía" detrás de los arboles. Se volvió de nuevo con su mirada aterrada, yo solo sonreí y le apreté la mano para que se sintiera segura.

Faltaban diez minutos para llegar a nuestro destino, Susi descansaba sobre mi regazo mientras yo admiraba el alabado bosque. Mi  prima jugaba con sus manos mientras sonreía imaginando algunas cosas de la Mansión.

Un escalofrío recorrió mi espalda al ver la imponente casa que se alzaba frente a mi.

- ¡Llegamos! -se estiró mi tía. - Les recuerdo, nada de husmear...

- Detrás de la cortina del garaje... - continué.

- Y tampoco preguntar de más. - Continuó Susi.

- Ypor ultimo y no menos importante...- hice redobles con mis dedos sobre los hombros de mi prima que seguía recostada en mis piernas.-No tocar absolutamente nada.- digo victoriosa por haber recordado todo a la perfección.

Mi prima se ríe y se levanta de mis piernas estirándose como su madre.

- Eso espero...- continúa mi tia asegurándose de que nos hubiese quedado claro.

-Tienen que tener cuidado... Ustedes están muy locas.- Dijo mi tío Willy soltando una casi perceptible risa.

Estaba de buen humor. Su humor pasaba muchas veces desapercibido ya que era un hombre muy callado, era de ese tipo que les gusta más observar y escuchar que hablar.

Mi prima y yo compartimos una mirada cómplice y comenzamos a actuar como locas sacando la lengua. Pero, eso no duró mucho, el carro se detuvo y nuestro terror volvió a tomar el control de nuestros cuerpos.

Ambas dudamos en bajar del auto mientras ellos nos presionaban para salir de allí. Puse un pie fuera del automóvil sintiendo una pequeña corriente por todo mi cuerpo. Al parecer mi pequeña acompañante sintió lo mismo, porque me miró buscando alguna reacción.

-No pasa nada... No mí entras yo esté aquí.- la tranquilicé.

Era como su padre, callada pero con una mirada podía expresar mil emociones.

Me bajé completamente del carro y me limité a detallar con cuidado cada centímetro de las Casa.

Mi padre salió a recibirnos con una sonrisa, después de muchos abrazos nos condujo dentro de la Mansión.

Mi prima y yo no nos soltamos la mano en ningún momento.

Nuestras habitaciones estaban en el tercer piso y eran demasiado grandes para nuestro gusto.
Y decidimos dormir en la misma habitación trasladando uno de los colchones.

- Este lugar me produce escalofríos.- rompió mientras le poníamos las sábanas a los colchones.- Es aterrador.

- A mí no me parece.- Oculté evitando que se asustara más de lo que estaba.

- Ash...- su mirada totalmente fastidiada.- Tu te sientes igual a mí, no lo niegues.- tomó aire.-¡¡ ESTE LUGAR APESTA!! -(ni me gustan pelotas XD) ella gritó dejándome sorprendida, no sabia lo que ella sentía, la subestime, es muy madura.

-¡Tienes razón!- dije rindiéndole, ella debería ser la mayor. De ahora en adelante voy a dejar que ella sea la madura y protectora del dúo.

Bajamos al comedor una hora después, pastas con una salsa deliciosa y jugo de lulo y limón.

Toda la casa tenía muchos cuadros y figuras talladas religiosas, crucifijos, sagrados corazones, rosarios, placas y oraciones en todas las puertas.

¿Porque?

¿Porque no podíamos pasar la cortina azul que estaba en el laboratorio?
¿Porque no podíamos tocar nada?
¿Porque no podíamos preguntar sobre el tema?

Esas dudas ocuparon mi mente el resto de la tarde y no sopesé en comentarlas con Susi.

- Puede que sea una sorpresa.- mencionó emocionada, me olvidaba que tenía doce años, todavía con su corazón de niña.

-Si, puede ser.- tal vez no se equivocaba.

- Como explicas la venida a este lugar?... Querían que viéramos la sorpresa. - punto a su favor.- O, que no podemos jugar detrás de la cortina, allí está la sorpresa!- No le creía del todo pero por lo menos tenía argumentos a su favor.- No hacer preguntas de más...- pensó.- Sin querer podrían revelar la sorpresa, y eso no está en sus planes.

- Por que no tocar nada, ¿Eh? Dime, sabelotodo.

Su mirada se fijó en la cama mientras yo la observaba sentada en el colchón.

Punto a mí fa...

- A mi madre no le gusta que cojamos las cosas, dice que las dañamos.- Perdí, si, perdí. Imité una alabanza y me acosté derrotada.

Pero no creía del todo, y, no tenía material para discutir.

LA PUERTA 105Donde viven las historias. Descúbrelo ahora