"Erase una vez en una tierra muy lejana... un pequeño príncipe que poseía un corazón noble y valeroso, cuya generosidad y calidez que emanaba de él, era capaz de brindar felicidad a todo el reino y proteger a sus súbditos de un malvado hechicero de...
*En las montañas cubiertas del hielo perpetuo, en los límites del reino...
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Rouge: No dadme por vencida... n-no permitidle escapad de mí... ¡No de nuevo!
Vainilla: ¿Sucedeís algo, mi señora?
Rouge: ¡Nada que os importe! Seguid sin entendeís, el porque permaneced aún aquí... (Mirándola con desdén)
Vanilla: Aún no habed pagado mi deuda... ¿Olvidad que soís vuestra fiel servidora hasta expiar culpas del pasado?
Rouge: Podridnos juntas, entonces... (Burlona)
Vainilla: Será como decidid, my lady... (Tocando levemente un camafeo oculto entre sus ropas)
Rouge: *Mente* M-Maldito Fëanor... ¿Porque habeís tenido que elegid a Caillech como vuestra reina? ¡¡¡La culpa soís solo de vos!!!
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*Cerca del bosque profundo...
Lady Rose: Brrrr... Casi habeís alcanzado los límites de la montaña maldita... ¿Poded sentir como el alma estad congelándose, al igual que el resto de vuestro ser? (Temblando sobre su corcel)
Blaze: No desfalleced ahora, mi lady... ¡Vuestra escolta estaos aquí junto a vos, para protejed a vuestra real majestad! ¿recordaís? (Bajando del caballo, mientras hacía arder su mano de un chasquido)
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