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Narra Valen:

Juro que estaba considerando irme de ahí ¿Que hacía? No debería ni siquiera estar en esta casa, solo vine porque Dani me obligó a venir con el pero por otro lado no podía dejarla sin comer, tenía que darle la comida. Toque la puerta tres veces con cuidado para que no se me caiga la bandeja con la comida que tenía en las manos. Escuchaba ruidos adentro de la pieza pero la puerta no abría, creo que estaba ordenando. Quizás debería irme.

Respira Valentín, va... De nuevo.

Toque otra vez pero seguían sin atenderme, ya me estaba debatiendo si seguir pasando vergüenza y que me siga ignorando o esperar.

—Emmm...¿Hola?— susurré cerca de la puerta. Pararon los ruidos pero la puerta seguía cerrada.— traigo comida.—"¿Traigo comida?" ¿Enserio? Media pila Valentín.

Paso un rato largo en el que no se escuchaba ningún ruido y al rato se deslizó una hoja de papel por el espacio chiquitito que hay abajo de la puerta.

Me agaché y dejé la comida en el piso para agarrar la notita.

«No quiero comer Ramiro...»

No sé porque creí que me iba a abrir la puerta a mi cuando ni siquiera quiere ver al hermano ¿Que estoy haciendo Dios mio? Solo me vio una vez nada más. Aclaré mi garganta y volví a agarrar la bandeja para quedarme frente a la puerta otra vez. Asique era verdad que no quería salir de la pieza, pobre... Me la imagino encerrada, sola. No debe ser una situación fácil para ella, me daban ganas de abrazarla como cuando nos quedamos dormidos en Groove. Se ve más tranquila cuando duerme... Más relajada.

—No soy Ramiro. Soy Valentín.— sentí un silencio y al rato el seguro de la puerta quitándose. La puerta se entreabrio un poco dejándome ver la cara de Fiamma, una Fia distinta: tenía ojeras, los ojos cansados e hichados, estaba pálida y no podía registrar ningún brillo o color en sus ojos, sus uñas estaban más cortitas que cuando la conocí como si se las hubiera comido y su cara estaba neutra, no estaba ni feliz ni triste, estaba como en un punto medio pero definitivamente había estado llorando. Quería abrazarla. Me sentía muy mal por ella.

Enterarme que esta encerrada, que no quiere comer, no quiere hablar ni siquiera con el hermano que es el único familiar que le queda. Me daba pena y sentí una presión chiquita en el cuerpo que cada vez se expandía más al verla. No quería verla asi

Me miró a mi analizandome de arriba a abajo sorprendiendole que sea yo quien le traiga la comida y no Ramiro. Después clavó su mirada en la bandeja que tenía entre las manos y frunció e ceño. Abrió la puerta un poco más sin sacar la vista del plato.

Me sorprendió al ver que tenía un short gris y mi remera puesta, la roja que use en la última jornada solo que estaba lavada, la que me di cuando su papá se estaba desangrando, la que tenía antes de que su papá...

—Hola— saludé con una sonrisa, ella no contesto ¿Esta enojada conmigo?¿Porque no me quiere hablar? Ella abrió más la puerta haciéndome una seña para que pase.— Gracias.

Me acerqué y dejé la bandeja en la mesita de luz al lado de su cama donde estaba el celular con los auriculares conectados ¿Estaba escuchando música o me estaba ignorando porque pensaba que era Ramiro?

Mire su pieza, era bastante linda. Era púrpura con el piso de cerámica. Tenía un Placard grande que cubría una sola pared y la mesita de luz.

—Te traje la comida— señale la bandeja. Ella miró para ambos lados del pasillo y cerró la puerta, se acerco a la cama para sentarse y agarró el vaso de agua tomandoselo de un sorbo de un sorbo.

«Alexitimia» •Wos•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora