El despertador de mi móvil sonó a las 9:30. Me levanté de la cama, cojí la maleta y metí toda la ropa y mi cosas decidida a irme otra vez a Madrid. Tenía claro que volvía para retomar mis estudios y terminar la carrera, no quería ver a David.
Fuí a la cocina y mis padres ya estaban sentados en la mesa dispuestos a desayunar, por lo tanto yo también me senté para desayunar con ellos.
-Buenos días.- Les dije.
-Buenos días hija.- Dijo mi madre.
-Hoy vuelves a Madrid ¿no?.- Preguntó mi padre.
-Sí papá.
-Quieres que te acompañemos a la estación de trenes?
-No, ya le he dicho a Mario que me acompañe él.- Le respondí.
-¿Está todo bien Sara? Te noto un poco extraña.- Me dijo mi madre.
-Nervios mamá. Estoy un poco nerviosa, nada más.- Les respondí mientras me terminaba mi desayuno.
Me levanté de la silla y me fuí al cuarto de baño para terminar de asearme. Una vez lista cojí la maleta y me despedí de mis padres.
-Avisanos cuando llegues a Madrid, ¿de acuerdo?.- Me dijieron.
-Vale.- Les dí dos besos, cojí las llave y cerré la puerta.
Mario me estaba esperando en el portal.
-Buenos días Sarita.- Me dijo mientras ponía mi maleta en el maletero de su coche.
-Buenos días.- Le contesté con una sonrisa, y me senté en el asiento del copiloto
En 20 minutos llegamos a la estación de trenes. Descargué mi maleta y me despedí de mi hermano.
Saqué el billete y me senté para poder esperarlo. En menos de 10 minutos llegó y subí.
Me senté al lado de la ventana. Me encantaba escuchar música y mirar por la ventana porque me inspiraba mucho, así que cojí mis auriculares y eso hice, pero antes le envié un mensaje a mi amiga Lidia para asegurarme de que me estaría esperando en la estación de Madrid para cuando yo llegase.
....
Cuando me quise dar cuenta, ya había llegado a Madrid. Cojí mi maleta y bajé del tren.
No veía Lidia por ninguna parte, y decidí llamarla pero tampoco me cojía el teléfono. Pero noté que unas manos me tapaban los ojos.
-Cucú.. Adivina quien soy.- Me dijo la persona que me estaba tapando los ojos.
-Emm...A ver.. Dejame pensar.- Dije co voz pensativa, pero estaba segura de que era Lídia.
-Se te está acabando el tiempo Sara.- Me respondió.
Lídia quitó sus manos de mis ojos y se puso delante mía. Nos dimos un abrazo enorme.
-Cuanto tiempo tía.- Me dijo
-Te he echado mucho de menos.
-Casi tres meses sin verte Sara, me he estado aburriendo como una ostra.
-Yo tambíen he notado mucho tu ausencia, pero ya sabes que no estaba bien en Madrid...-Le dije
-Ya lo sé tonta, pero bueno, lo pasado pasado está. ¿Vamos a casa?
-Si por favor, tengo un hambre que me muero.
Fuimos andando hasta casa, ya que estaba cerca de la estación. Pero cuando abrí la puerta de casa...