LA MENTIRA

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                           JULES
Al dejar a Esther en el auto, regreso con Jenna. Ahora, ella está acompañada de Jack.
—¿Que tal, señora Jules?¿Como a estado ?—comenta Jack tendiéndome la mano—.
—He estado mejor Jack—ignoro su saludo y volteo los ojos—.Mira Jack no sé a qué estés jugando, pero estoy buscando a Hanna, desapareció esta mañana y no contesta su celular. ¿Sabes algo sobre ella ?
Jack palidece repentinamente, sus ojos están llenos de temor, y aún no se por qué.
—...Ammm...—titubea antes de contestar.— No señora Jules, no la ... he visto...y ...¿Como dijo que desapareció?
—Sé que tú sabes dónde está, Jack. Quiero saber su paradero.
<<Jenna, molesta, comenta.>>
—Si sigue molestándonos, Jules. Llamaré a la policia.—me amenaza con un tono muy frío y seco—.
—Claro, llámala y les contaré lo que hiciste con la casa de veraneo en el pozo del augurio.
El rostro de Jenna se tornó más pálido de lo normal,y noto algunas gotas de sudor caer por su sien.
—¡Ni se le ocurra hacer eso señora!.—comenta molesta—.
—Tú no llamas a la policia y me dices ¿donde demonios está mi hija? Y yo no te meto a la carcel. ¿Te parece?
Jenna mira a Jack con sospechas llenas de duda.
Al pasar un rato me invitan a entrar.
Media hora después ...
Salgo de la casa corriendo, tan rápido que no me fijo al cruzar la calle.
Al llegar al auto, veo a Esther adormilada y la despierto de un susto.
—¡Hey! Tenemos que irnos ahora.
—¿Que sucede?—responde arrastrando las palabras y bostezando—.
—Encontré a tu hermana
ESTHER
Al llegar a lo más profundo del bosque, nos adentramos en él, y según mi madre, buscamos una cabaña repleta de flores silvestres y enredaderas secas.
—¿Y por qué buscamos una cabaña? ¿La tienen secuestrada?
—No, ella está ahí con alguien más, y creo saber quien es.
—Y ¿quien es?
—Tú abuela
Al decir esto, todo mi mundo se derrumba,¿que ella no había muerto?
Como si mi madre leyera mis pensamientos comenta :
—Ella es tu abuela paterna, ella no a muerto, solo que desapareció de la sociedad para" vivir como un humano deber vivir",según ella.
—¡Vaya!, es por eso que nunca supe de ella.
Al llegar, vemos una cabaña descuidada.Por fuera, está repleta de hojas y flores silvestres, tal y como le dijeron aquellos sujetos a mamá.
—Entremos
—¿Nos reconocerá ?
—Si reconoció a tu hermana,¿por qué no reconocería a su hija ?
Mamá toca la puerta...
Le abre mi abuela ...
—¡Hola, hija!—levanta la mano con estusiasmo y la mueve de un lado a otro.
Ella lleva puestos unos vaqueros con una camiseta a cuadros, acompañado de unas hermosas sandalias naranja repletas de girasoles impresos, a juego con su camiseta.
Lleva la melena recogida en un moño y sus canas caen como agua alrededor de su arrugado rostro. Debió de haber sido muy atractiva en su época. Tiene unos hermosos ojos azules, igual que papá, y su sonrisa, a pesar de la edad, sigue siendo atractiva. Tiene los dientes completos y muy derechos. Al parecer le importa mucho su apariencia; ya que no se ve descuidada, como cualquiera que tuviera su edad.
—Hola, madre —contesta mi mamá muy callada, y con un aire en su voz que lo había escuchado antes, algo así como...Psicótico.
—Ella debe ser Esther—comenta acercándose a mi y acomodando mis mechones sueltos.— Pero que linda estas. Te pareces mucho a tu padre.—menciona con aires de extrañeza.—Y, linda.¿Cuántos años tienes de vida ?—vaya pero que pregunta tan más bien estructurada.
—Tengo diescisiete, abue.
—¡Vaya! Que grande estás ahora.—comenta sorprendida.— Ohh. Pero ¿donde están mis modales? Pasen, pasen.
Entramos a su cabaña, y lo primero que hago es buscar a Hanna.
—¿Donde está Hanna?—pregunta mi madre, con desesperación.
—Oh, tranquila. Jules. Se está cambiando—menciona mientras prepara la tetera.—¿Gustan una tasa de té?
—Yo no, gracias. Señora Rose, en cuanto Hanna termine de cambiarse...
—En cuánto termine de cambiarme ¿qué, madre?—la interrumpe Hanna.
—¡Vaya! La desparecida apareció—menciona con ironía.— ¡Estoy muy molesta contigo Lizbeth!. Tuve que sacar a tu hermana del instituto para ir a buscarte; no fui a trabajar por ti y ahora ¿pretendes que te dejaré aquí con tu abuela, como si nada hubiera pasado?—menciona levantando los brazos, molesta—.
—Madre, ambas sabemos por qué quieres que vaya contigo a esa maldita casa del horror. Le advertí a Esther sobre tí y tú loca enfermedad.
¿Una enfermedad? nunca me habló de eso. La única vez que me advirtió de algo, fue esta mañana, pero nunca menciono algo de alguna enfermedad, ni de mi madre.
—¿Que enfermedad, Hanna?—pregunto—.
Ella me observa con los ojos hechos platos advirtiéndome con la mirada que guarde silencio.
—Yo no tengo ninguna enfermedad hija, ya te has dado cuenta de eso toda tu vida, amor.
La abuela deja caer los té que llevaba de camino a nosotras, sobre la alfombra, haciendo un desastre completo.
—Tú enfermedad...—titubea un poco—...tú enfermedad... mató a mi hijo aquella noche del cinco de febrero ¿No es cierto, Jules?—pregunta mi abuela con ironía y con una ligera mirada de odio—.
—¡No es verdad! ¡Todo esto es una gran mentira !
Comenta molesta golpeando la mesa, haciendo que todos los papeles qué hay encima caigan.
—Esther—comenta mi hermana con tristeza.— Las pesadillas que tienes sobre papá, son recuerdos de cuando viste como mamá lo asesinó aquella noche, en la cocina.
Al decirme eso.
Me desmayo.

EL SECRETO DE ESTHER Donde viven las historias. Descúbrelo ahora