Capítulo 1: Brisa marina, una tarde salada.

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Eran alrededor de las seis de la tarde. Estaba apoyado en la baranda del balcón, pensativo, melancólico. Mi camisa estaba entreabierta y el viento marino acariciaba cada uno de los pelos de mi pecho. La sensación era placentera.

Necesitaba alejarme por un tiempo de la vida de ciudad, de la rutina. Quería despejar mi mente, resetearla, probar cosas nuevas. Quería explorar cada rincón de Él, incluso los mas recónditos y alejados. Estaba en la flor de mi vida, mi mente seguiría desarrollándose, seguiría viviendo y aprendiendo, pero mi cuerpo comenzaría a decaer. Era el momento.

Me dijo que me había estado esperando, Ella. Que llevaba mucho tiempo esperando, pero que ahora que ya había llegado estaba todo bien. Y yo le creía, no había una razón para dudar de eso.

Había vuelto de la playa hace dos horas, el agua sobre mi pecho se había secado mientras la brisa lo golpeaba, lo azotaba iracunda. La cabeza de Ella estaba apoyada en mi hombro, mojándolo con su pelo. Físicamente estaba en el paraíso, pero mi mente estaba en otro lado, distraída.

-Dime que me quieres. Dijo, o eso creo.

-Te quiero.

-¿Cuánto?

-¿Cuánto puede querer un hombre a una mujer?...

Tu eras oro y yo era plataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora