Alemania tragó en seco. Aún no lo entendía, su vista se encontraba perdida tratando de encontrarle sentido a ese extraño suceso. Cuando se dio cuenta, se encontraba a tan solo algunos pasos de lo que era la cocina, manteniendo la mirada fija sobre aquella entrada a su izquierda.
El dulce aroma a comida se extendía por el aire. La nación podía escuchar como el aceite crepitaba, como la cuchara rozaba la sartén y como un suave tarareo mañanero llenaba aquel vacío silencio al que se había acostumbrado. Con lentitud, se acercó hacia el marco de la cocina, incapaz de esconder los temblores en sus manos.
Alemania empezó a temer. Temía que al entrar a la cocina, el que estuviese preparando el desayuno fuese Rusia y no su padre. Temía entrar y ver a cualquier otro país, capaz de devolverlo a la amarga realidad; después de todo, ambos hicieron un escándalo la noche anterior, no le sorprendería encontrar a algunos de sus amigos en la cocina
La nación cerró los ojos con fuerza y con labios temblorosos, suspiró. Un par de segundos después, reunió la valentía suficiente para dar un solo paso hacia delante, del cual se arrepintió inmediatamente. Mordió su labio inferior con fuerza, llevando sus manos a sujetar su cabeza. Aún no estaba listo. Pegó su espalda contra la pared, y se deslizó hasta el suelo. Su mente se había convertido en un tempestuoso mar de pensamientos, algunos incluso lograban hacer estallar su cabeza.
El alemán suspiró de nuevo, esta vez para calmar aunque sea un poco sus adentros. Pasaron los minutos en los que pensó como afrontar la situación, sin embargo, cada idea que se le ocurría era más estúpida que la anterior. Habían pasado tantos años en los cuales habían ocurrido una gran cantidad de cosas, ni siquiera sabía que sentir al respecto. Una parte de él, 'la más infantil' según Alemania, quería correr a los brazos de su difunto padre cuando regresaron las memorias de él y su hermana, esperando en la puerta de su antigua casa cada vez que habían noticias de que su padre se encontraba cerca. Aún recordaba como ambos se escapaban de su habitación a altas horas de la noche, como Ali traía consigo una gran frazada para combatir el frío, la lluvia y el viento juntos, con la única esperanza de ver llegar algún vehículo militar del cual su padre bajaría.
Un fuerte sentimiento de nostalgia se incrustó en lo más profundo del corazón de Alemania. El chico abrazó sus piernas, apoyando su cabeza en ellas para pensar, sin embargo, fue interrumpido por la curiosa nariz de su mascota, quien había sentido la inestabilidad de su dueño. El alemán rió de manera leve cuando Grecia empezó a lamer su rostro y emitir gemidos de preocupación, esta lo miró buscando alguna señal de dolor o alegría en su rostro, cosa que el joven no pasó desapercibido.
— ¿Cómo es que siempre estás cuando te necesito, princesa? — Susurró, haciendo grandes esfuerzos para que su voz no se quebrara, mas todo su empeño se derrumbó al detener su vista en aquellos ojos llenos de vida. Alemania volvió a morder su labio, reteniendo cualquier lamento que intentase escapar, y no evitó atraer a la Pastor Alemán hasta su pecho, abrazándola como nunca antes. Grecia por su parte no puso resistencia alguna ya que otras veces fue abrazada por su dueño, ella no sabía lo que estaba haciendo o qué significaba, lo que si sabía era que le hacía sentir mejor, por lo que acomodó su cabeza en los hombros del alemán, y solamente esperó.
Fue entonces que el constante ruido de la cocina le recordó a Alemania que debía tomar una decisión. Limpió con sus pulgares las lágrimas que se había acumulado en sus ojos y dejó libre a su mascota, la cual solo se sacudió. Meditó unos segundos más antes de llegar a la obvia conclusión de que no resolvería nada escondiéndose detrás de una pared, por lo que decidió respirar profundo y dejar que las cosas fluyesen por su cuenta.
— Oh, allí estás. Iba a darte el premio de la persona más rápida del mundo, pero lo perdí en lo que llegabas. — Sonrió el facista, mostrando aquella famosa hilera de afilados dientes.— Aquí está tu desayuno. — Dijo por fin, dejando sobre la mesa un plato con salchichas y huevos revueltos, los cuales, a gusto de Alemania, olían espléndido —.
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Welcome Home // Countryhumans
Fanfic"...No era un sueño. Por alguna razón ellos habían regresado, o al contrario, por fin, ambos habían partido de aquel mundo egoísta" ★Aclaraciones ★ • Los países se comunican entre sí a través de un 'lenguaje universal' porque a duras penas hablo el...