Se había hecho de noche, el rubio había acabado su patrullaje. Lo único que topó fue un par de ladrones sin importancia y que olvidaría pronto, además de un gato atrapado en un árbol.
Subió a su automóvil, fatigado. Echó un suspiro y pisó el acelerador.
Quizás el cansancio le jugó una mala pasada, ya que en lugar de pisar el acelerador, pisó el pedal de frenado, provocando que su camioneta vaya para atrás impactando contra el auto que yacía detras suyo.
—Me lleva la...— Golpeó el volante con el puño y maldijo su mala suerte, inhaló y exhaló profundamente contando hasta diez y bajó de su automóvil.
Se fijó en el de atrás, esa era una GRAN abolladura, su camioneta prácticamente había triturado la pobre mercedes de modelo anticuado. Ahora Katsuki estaba recostado sobre el auto ajeno, cruzado de brazos, pensando en cómo explicaría aquello.
Si el dueño era un héroe de la compañía de enfrente (Que era en la que él trabajaba) estaría en problemas, pues tendría que hablar con el jefe y etc...
Esperó y esperó pero el dueño jamás apareció, justo cuando decidía irse, escuchó una voz.
—Pero qué rayos le sucedió a mí...— Exclamó con sorpresa una voz femenina, Katsuki volteó a verla, se había cubierto la boca con la mano de la impresión.
—Yo... — Se acercó a la mujer, quedando frente a ésta, miró hacia abajo para poder verla al rostro, pues le llevaba una cabeza de altura. —Lo lamento, fue culp... ¿¡Urraca!?— Sus ojos se abrieron más de lo normal, ver a su ex-compañera de clase fue demasiado impactante para él.
—¿Cómo que Urraca? ¿Nos cono... Oh, eres Bakugo.— Su cara de sorpresa cambió a una de asco fingida, a lo que el rubio respondió con una expresión de enojo.
—Lindo reencuentro, ¿No?— Katsuki realizó una sonrisa forzada, demasiado forzada, quería desviar el tema del auto abollado.
—Sí, en especial porque chocaste mi auto.— Pero no lo iba lograr, Uraraka sonaba muy enojada, hasta se había cruzado de brazos.
—Fue un accidente.— Lo próximo que diría le haría arder la garganta y quemarse por dentro. —Lo siento.— Acababa de explotar por dentro, aunque por fuera lucía tranquilo, las clases con Best Jeanist dieron su resultado luego de un largo, largo, laaaaargo tiempo.
—Eso lo sé, tranquilo.— Afirmó ella, parecía más calmada que antes. —No puedo creer que hayas aprendido a pedir disculpas. ¿Es parte de ser el héroe número tres?— Hizo comillas con sus dedos, usó un tono de voz sarcástico que le dio risa a ambos.
—¡Calla! No te burles.— Reclamó él.
—Más te vale que mi auto encienda, o no vivirás para contarlo.— Amenazó ella, apuntándole con un dedo, Katsuki alzó una ceja y levantó las manos, inocente.
Cuando Uraraka subió a su auto a corroborar que éste prendía, se llevó una gran decepción, Bakugou quería morir en ese instante.
—Pediré que una grúa venga por él, te llevaré a... donde sea que debas ir, ¿Bien?— A Uraraka de verdad le sorprendía el cambio que podía tener Katsuki al madurar, más bien, a eso asumió su comportamiento amable y a nada más.
—Gracias, lo necesitaré.— Sonrió, amable y sincera bajando de su auto.
Pronto ambos se habían encaminado al apartamento de Uraraka.
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El héroe N°3. ⌦ᴋᴀᴄᴄʜᴀᴋᴏ
RomanceUna inmensa popularidad ahoga a Bakugou Katsuki cuando éste obtiene el título de héroe número tres, a tan sólo 22 años de edad, su vida parecía estar destinada al éxito, pero un profundo vacío lo atormentaba. Allí fue cuando el destino puso en su p...