Mercenarios

La verdadera historia de Vylnar

Narrado por el historiador de la ciudad gris, Hermeo Jarra.

Nos encontramos en el año 993 A.C.V
(Antes de la conquista de Vylnar)

En el pequeño pueblo de Tarrasa, un grupo de granjeros están inquietos ante las terribles noticias de que se avecina la guerra, pues se encuentran faltos de víveres y saben que la ciudadela más cercana queda demasiado lejos como para llegar a tiempo, por no decir que el rey Tebeo está agrupando a la mayoría de sus ejércitos al este para preparar una ofensiva, las ciudades se encontrarán, en ese caso, desprovistas de guerreros que las defiendan de una manera efectiva en caso de ataque.

Fue entonces cómo se le ocurrió a un humilde granjero de unos 18 años llamado Golan, la temeraria idea de ayudar en la guerra como bien pudiesen, reunió a 268 hombres en su pueblo, todos armados con azadones, arcos de caza, cuchillos y hachas, todas ellas herramientas de campo que empleaban en su vida diaria. Y decidió tender una emboscada a un convoy de suministros de los Tezenos.

(El enemigo que atacaba en ese momento sus tierras.)

Estuvieron varios días cavando y talando árboles para prepararlo todo, hasta que llegó el día...

40 jinetes iban al frente de 5 carros cargados de comida, y otros tantos soldados a pie, en la retaguardia.

Beltan no pudo evitar sonreír de forma malévola, pues era la distribución que se esperaba encontrar. Llegado el momento, un grito emergió de entre los árboles y el suelo se abrió bajo los cascos de los caballos que llevaban los carromatos, haciendo que estos se derrumbasen y partiesen sus ruedas.

Al momento cientos de flechas volaban hacia los jinetes abatiéndolos, sin darse cuenta siquiera de que estaban siendo emboscados, luego tocaba la parte difícil, abatir a los soldados a pie...

Cientos de granjeros enfurecidos se abalanzaron sobre una formación perfectamente estructurada de forma defensiva, no tenia fisuras, sólo un cierto olor que emanaba de la formación, la orina y el miedo de los soldados era latente, pues aunque fuesen mejor armados su número era infinitamente menor, y cada segundo que tardaban en atacar les daba tiempo a los campesinos a saquear los cuerpos y robar sus armaduras, espadas y caballos.

Beltan apareció de entre la multitud con un hacha ensangrentada y la cabeza de un jinete en su otra mano, y, animando a sus compañeros gritó:

-Al bosque! Mis hermanos, y que los lobos se coman a estos corderos asustados!-

Y se emprendió una carrera tan frenética que hizo desaparecer a los campesino del camino en menos de 1 minuto.

Al rato...

Unos troncos comenzaron a rodar ladera abajo rompiendo la formación que tenían los soldados formada, y aprovechando que muchos estaban en el suelo doloridos a causa de la colisión. Una nueva lluvia de flechas calló sobre ellos, abatiéndolos.

Fue entonces cuando la carga se produjo de nuevo y tras unas horas de incesante combate, consiguieron que 13 maltrechos soldados enemigos se rindiesen.