¡Y cuánto cuesta!
Esperar.
Tal vez sea eso lo que tanto nos tortura. Esperar. Y cuando llega el momento es tán diferente a como lo imaginabamos qué aterroriza, tan intenso que paraliza.
Solo decepción.
Cómo cuándo se besa a alguien por meses, tal vez años, y luego llega otra persona y sus labios se sienten tan diferentes a los que acostumbrabamos que nos da miedo, impotencia.
La diferencia, nos rompe.
Esperar, y que el dolor luego nos inunde hasta el alma. Porque fue tan diferente a lo que acostumbrabamos, que acabo por arrasar con nosotros.
Y tan solo seguimos esperando...queriendo olvidarlo.
