Taking Off [#DazAku Week]

Day 5: Traición // Lealtad

"CRECÍ LEAL, ASÍ QUE NO ME DEJES MORIR COMO TRAIDOR."

— Dazai Osamu (¡Corre, Melos!)

* * *

—Mátame...

—No lo haré, Osamu.

—Entonces márchate. De lo contrario, moriremos los dos y será mi culpa.

—¡No digas eso!, me quedaré contigo hasta el final, encontraremos una forma de...

—¡Basta!, te traicioné, Ryunosuke —sentado a media luz, clavó la vista en el suelo alfombrado—, y este es mi castigo. Permíteme morir con algo de dignidad. ¡Déjame morir conteniendo el virus!, evitando se esparza por el mundo o te alcance a ti. Quiero morir leal a mi amor y mi deseo de protegerte —le dedicó media sonrisa, una disculpa—, el mismo deseo tonto que me hizo dejarte y entrar solo en el laboratorio —la pantalla se iluminó en rojo, saltando un temporizador de 30 segundos—... ¡Vete, vete!, ¡huye sin mí y no mires atrás!, ¡se acaba el tiempo!, ¡sal de la isla!

—¡Osamu!

—¡Vete, Ryunousuke!, vive por ambos, ¡te lo ruego!

—¡Osam...!

—¡Vive y no olvides que te amo!... y tampoco busques a otro. Guardarme luto toda tu vida. Nos casamos y el: "hasta que la muerte nos separe", no se refiere a la de uno nada más, ¿entiendes?, si me eres infiel vendré a jalarte los pies.

El contador llegó a 0.

Una voz gruesa y fatalista interrumpió el discurso, anunciando: "GAME OVER".

Silencio.

Oscuridad.

Menú.

—Nos mataron —comentó Dazai nervioso, rascándose la mejilla.

Akutagawa, a su lado, lo observó un largo rato que concluyó en un beso.

—Nos mataste —corrigió, recostándose en sus delgados y duros muslos, disfrutando un minuto de su fin de semana libre. Libre del trabajo normal, vida sencilla de rutina, y lejos de la mafia, un sitio para ellos.

—¿Alguna vez imaginaste esto?

Dazai negó.

—Nunca imaginé que el game over de un videojuego sería mi mayor preocupación —introdujo los dedos entre las hebras negras de puntas blancas, acariciando amable.

—Eso y la cena.

—¿La cena?

—Perdimos por tu culpa. Te toca hacer la cena. Es el costo de tu traición.

El ex detective soltó una larga y honesta risa, estirando los brazos al techo.

—Acepto gustoso mi penitencia.

En la comodidad de lo cotidiano, eternidad juntos. Leales a sus corazones, a su amor.