Él cada vez que llegaba de trabajar, dejaba su maletin en el sillón. La abrazaba, le contaba de su día en el trabajo. Ella escuchaba atentamente y le servía la comida que había cocinado para él.
Él comía gustoso, y de postre se consumían hasta el alma. Él empezaba dándole tiernos besos en la frente, en la nariz, en las mejillas, en el cuello. Sus manos grandes la agarraban de la cintura y atraía el cuerpo de ella hacia él.
Sus labios se tocaban, en movimientos sincronicos que iban subiendo en intensidad.
Ella colocaba sus brazos alrededor del cuello masculino y rozaba sus pechos en el torax de él.
Él la alzaba y ella envolvía sus piernas alrededor de su cadera. Y la llevaba hasta el dormitorio, donde la tiraba suavemente en la cama.
Seguía con los besos en la clavicula marcada de ella, iba bajando lentamente hacia el abdomen. Y volvía a subir sin separar su boca de la piel del torso de su amada. Le sacaba la remera y quedaba al descubierto su corpiño de encaje, y en segundos se lo desprendía con la rápidez de un angurriento cuya paciencia no es su aliada ante el deseo.
Le lamía los pezones y ella gemía de placer, ocasionando que ella le agarrara de los pelos y tiraba suavemente de la cabeza de él hacia sus labios, mordiendole el labio inferior mientras que le desprendía los pantalones y se los bajaba. Apoyandose en él.
Se sacaba la tanga por debajo de su pollera y él metia sus dedos en ella sintiendo su mojadez.
Y la penetraba lentamente al principio y con mayor velocidad luego.
Haciendose el amor con pasión.
ESTÁS LEYENDO
La Casa
Romance¿Alguna vez ingresaste al túnel del amor llen@ de ilusión? ¿Y esa luz que veías al principio al otro extremo, fué desapareciendo a medida que ibas recorriendo más ese túnel? Esta es la historia de una pareja feliz de iniciar su vida en su nuevo hog...