Bella estaba sentada en el pupitre con la vista perdida en la pizarra frente a ella, una clase de matemáticas financieras a la que poco ponía atención. Estaba agotada, el trabajo nocturno en el cine la dejaba por completo exhausta.
– Bella –Daniel su mejor amigo la llamo – . No te duermas.
– No me estoy durmiendo – se defendió en vano seguido de un bostezo – . Bueno tal vez si un poco.
– Bella, Daniel ¿algo que compartir? – el profesor, el profesor tenía la horrible costumbre de pronunciar su nombre con un marcado doble “L”.
– Profesor se pronuncia con “L” no con “LL”, B– E– L– A, por favor. – su maestro de origen latino siempre pronunciaba mal su nombre.
– Si tanto le gusta corregir, usted debería de dar el tema de hoy señorita Bella – su tono burlesco saco de sus casillas a la chica.
– Profesor Echeverría lo único que hice fue corregir mi nombre, usted siempre lo pronuncia mal.
– Es suficiente, salga de mi clase en este momento – ordeno.
– Pero…
– ¡Ahora!
Bella tomo sus cosas rápidamente y salió del salón sin dirigir una mirada a su maestro, el resto de la clase permaneció en silencio el resto de la hora. Bella espero a Daniel en uno de los jardines de la universidad, mientras esperaba observo como los cuervos posaban sobre los árboles en los últimos meses la población de estas aves había crecido en los alrededores de los campus universitarios. Pronto se quedó con la vista fija en uno de ellos, un plumaje espeso y negro como su cabello, sus pequeños ojos igual de negros la hipnotizaban.
– Eso te costara puntos – Daniel se acercaba a ella sacándola de sus pensamientos, era un chico atractivo con piel blanca y algunas pecas en el rostro. Tenía ojos verdes y el cabello castaño oscuro. Jugaba en el equipo universitario de futbol americano por lo que su físico era algo digno de verse.
– Echeverría es un ignorante, solo se lo recalque.
– Tranquila , solo tiene una manera diferente de pronunciarlo. Sabes que siempre es el mismo problema, primaria, secundaria, bachillerato y ahora aquí, siempre te encuentras con alguien así.
– Gracias – dijo con notorio sarcasmo, aunque estuvieran en un país como Estados Unidos, donde la mayoría de las nacionalidades se concentraba escuchar un nombre como Bella DiLaurentis la más pura expresión italiana, aún era algo raro, no dejaban de preguntar si su familia era mafiosa o si eran dueños de alguna pizzería.
En Italia, su natal Italia sería diferente, allá su apellido y nombre eran algo común. Era aún pequeña pero recordaba Italia con frescura, el empedrado de las callesitas y el tono tan propio de los italianos al nombrarla, en especial el de su abuela. No había tenido la oportunidad de volver en todo este tiempo, 12 años sin volver y pasaría otro largo tiempo antes de que lo hiciera.
– ¿Estas triste verdad? – Daniel la leía a la perfección.
– Solo es algo difícil todo esto, jamás imagine que pasaría por algo así.
– ¿Tan mal está la situación de tu papá?
– Ni siquiera ayudando con mi salario podemos pagar la renta de la casa, es probable que tengamos que mudarnos para el siguiente mes.
– Puedo hablar con mi papá y decirle…
– No Daniel, mi papá jamás aceptaría eso – tomo su mano – . Sabes que aprecio mucho tu preocupación pero esto es culpa de mi papá y mi mamá, no sería justo que otras personas nos sacaran del problema.
ESTÁS LEYENDO
MI CUERVO
Ficción GeneralElla solo ayudo a alguien indefenso y herido, el tenía que devolver el favor aunque esto significará atarse a ella por siempre. Prohibida su copia parcial o total. Todos los derechos reservados.