Capitulo: Cambios

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Bella empacaba sin ganas, llenaba caja tras caja con sus pertenencias. Se iría de su hogar, donde había crecido y tenía que decirle adiós. Soltaba un suspiro de vez en cuando.

No podía hacer más a este paso también tendría que dejar pronto la universidad, maldecía los malos negocios de su padre y sus malas decisiones. Todo era perfecto hasta que decidió invertir con personas oportunistas que terminaron estafándolo, a él, a Santino DiLaurentis que era un as en los negocios, pero no había nada más que hacer, maldecirlo no ayudaría en su situación y ciertamente no la cambiaria.

Faltaba una semana para la mudanza y más de la mitad de sus cosas estaba ya guardada, su habitación lucia vacía. 

-Bella, comienza a bajar tus cajas a la sala de estar – su hermano tampoco estaba muy emocionado. Se sentó junto a ella.

-Está bien.

-Todo saldrá bien Bella,  tal vez es lo que necesitamos para realmente hacer las cosas bien un cambio de aire, empezar de cero.

-Fabrizio, cambiar de aire y empezar de cero se hace cambiándote de ciudad no mudándote al otro lado de donde ya vives.

-Todo es una oportunidad, piensa en eso.

Fabrizio abandono su habitación dejándola sola con sus pensamientos, sus dudas y sus miedos.

-Amiguito, hoy te vas – tomo la jaula con el cuervo y bajo con cuidado las escaleras, días atrás le quito la venda, su ala estaba totalmente sanada, salió al patio el cielo estaba despejado -. Eres libre, pequeño, vuela y por favor cuídate.

El ave salió con cuidado de la jaula, dando pequeños saltos se alejó unos cuantos pasos y se giró a ver a la chica.

-Adelante, vuela es hora de irte – hizo un ademán con las manos alentando al ave a volar.

El ave la observo curiosa y le dio la espalda emprendiendo vuelo, dejando todo atrás. Bella envidiaba a ese pequeño cuervo, pudiendo irse con esa libertad, en realidad Bella envidiaba a cualquier ser que fuera tan libre como quisiera serlo ella.

-¡Bella! – Daniel era lo último que le faltaba.

-¿Cómo estás? – La saludo dándole un abrazo - ¿Qué están haciendo? – pregunto al ver el movimiento que hacia Fabrizio con las cajas dentro de la casa.

-Daniel, necesitamos hablar.

-Claro ¿Qué sucede?

-Recuerdas los problemas financieros de mi papa ¿cierto?

-Claro cómo olvidarlos.

-Bueno como era lógico no los pudo solucionar en consecuencia perdimos la casa.

-¿Qué? No me digas que…

-Nos mudaremos la semana que viene.

-Bella, no por favor ¿Por qué no me lo dijiste antes?

-No quería preocuparte en vano.

-Pero Bella no puedes irte, esta es tu casa de toda la vida.

-Lo sé pero no hay nada que yo pueda hacer, ya está decidido.

-Hablare con mi padre con el aprecio que tiene mi papá por ti y Fabrizio de seguro les ayudará.

-Daniel, no, ya habíamos hablado de esto.

-Pero…

-Pero nada, no te preocupes seguiremos viéndonos en la universidad.

Daniel no estaba conforme con la situación de su amiga pero respetaba sus decisiones, si Bella no quería que interviniera entonces no lo haría. Se despidió de su amiga y la dejó continuar.

Ahora para Bella sería más difícil llegar tanto a la universidad como a su trabajo pero no podía renunciar ahora encontrar otro trabajo que le permitiera seguir estudiando y tuviera un sueldo decente era prácticamente imposible.



Habían pasado ya algunos días de que le dijera la verdad a Daniel, este a su petición no comento nada con Camille y ningún otro de sus amigos. Bella continuaba fingiendo que todo estaba bien, era una pantalla que no duraría mucho.

-Bella podrías llevar la jaula al laboratorio de mi facultad, lo haría yo pero Will recorrió mi horario.

-Esta bien yo la llevaré.

-Ah y recuerda al llegar a casa revisar todo y no dejar nada, la mudanza llegara el sábado por la mañana.

-Lo sé.

Estaba afuera de la biblioteca, tendría que atravesar todo su campus para llegar al de su hermano, tomo la jaula y comenzó a caminar. No sé lo había contado a nadie pero desde aquella noche en la que ayudó al cuervo algo la inquietaba, se sentía observada y tampoco había hablado de las extrañas situaciones por las que había pasado, ni la lluvia de plumas, ni el cuervo siguiendo el auto de Will o la parvada de estos acechando su casa. Parecía que nadie lo notaba y se planteó si estaba volviéndose loca.

Mientras caminaba por los jardines ese extraño sentimiento volvió, alzo su cabeza y los techos de los edificios cercanos así como las copas de los árboles estaba atestadas de esas aves negras, lo más tenebroso es que permanecían en silencio, inmóviles y aún así se sentía observada.

Tocó la puerta del laboratorio y un profesor abrió, era algo mayor.

-Soy Bella, hermana de Fabrizio, me pidió que entregará esto aquí.

-¡Claro! Tu hermano me comentó que tenía un ave enferma en casa, dime ¿Cómo se encuentra el pequeño?

-Mejoro rápidamente, lo deje libre hace unos días la jaula fue de mucha ayuda, le agradezco.

-No hay ningún problema.

La chica se quedó un momento observando el sin fin de imágenes y diseños anatómicos de animales.

-¿Puedo hacerle una pregunta profesor?

-Por supuesto.

-El día que encontré al cuervo herido el resto de una parvada se comportaba de una manera extraña.

-¿A qué te refieres?

-Volaban formando pequeños remolinos sobre el cuervo herido.

-Los cuervos son animales que aún no terminan de ser estudiados, ese comportamiento pudo ser un ritual fúnebre. Los cuervos son las aves más inteligentes del Reino animal ¿Lo sabías?

-No.

-Tienen la habilidad de copiar el lenguaje humano, formas pandillas y poseen la capacidad de memoria, ellos recuerdan a quienes les ayudaron.

-No sabía nada de eso, el que encontré era uno muy callado, solo de vez en cuando emitía sonido.

-Tienen una personalidad muy única.

La plática le había ayudado un poco a tranquilizarse, para cuando salió del edificio ningún ave se podía ver en los alrededores.

MI CUERVODonde viven las historias. Descúbrelo ahora