CAPÍTULO 3

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Llegó el día. La alarma sonó a las diez, aunque me despertó el ruido de mi madre abriendo y cerrando maletas. Seguro estaba revisando si teníamos todo para el viaje, pero lo hacia antes de que me despertara para que no la viera muerta de pánico. Nada más abrir los ojos me da los buenos días y me llega un olor exquisito desde la cocina. Dulce. Sarah conoce a la perfección mis gustos, y más en un día tan importante como el de hoy. Reviso el teléfono. Tengo unos cuantos mensajes de Mark deseándome suerte para el día de hoy. Lo llamaré en cuanto llegue. A ver si hoy me coge las llamadas. Tengo ganas de oir su voz, me tranquilizará.

Llegamos a la cocina y vemos a mi padre y Sarah preparando el desayuno. Rosquillas, tostadas, tazas de café bien cargado... Esto me espabilará para poder afrontar el día de hoy. Saber que hoy dormiré ya en mi nuevo hogar me tranquiliza y a la vez no. Es un cúmulo de emociones muy dispares. Todos están mas cariñosos que nunca conmigo. Saben que me aterrorizaba un poco el día de hoy. Mi primer vuelo sola... pero está todo listo y nada va a salir mal. O eso quiero creer. Después de desayunar, dejo a todos en la cocina para ir a arreglarme. Abro la maleta y observo las diferentes telas. Elijo algo simple: vaqueros, sudadera y converse. No es lo más elegante, pero hoy necesito estar cómoda, no guapa. El vuelo dura seis horas y necesito llevar algo que me permita soportar tantas horas sentada. No me complico mucho. Me hago una trenza de espiga, larga y me repeino los pelos que quedan fuera. Me aplico un poco de maquillaje, discreto y natural. Rímmel, corrector para tapar las ojeras y un poco de colorete para darme algo de color y visibilidad a la cara. Me perfumo, recojo todo lo que he usado para arreglarme y cierro todo el equipaje. Mi madre ya ha desayunado y está en la habitación leyendo los billetes del vuelo. Papá nos va a llevar al aeropuerto porque Sarah tiene mucho que adelantar para el desfile. Ayer en la cena nos contó que hay unos proveedores que la visitan mañana y tiene que tener todo listo. Luego mi madre del aeropuerto volverá a Nueva Jersey, no le gusta mucho salir de casa. Sé que esto le supone un esfuerzo, además tampoco quería dejarme sola en algo tan importante para mí.

Me despido de Sarah y abandonamos la casa que tanto me ha reconfortado las últimas horas. De camino al aeropuerto pienso en mis padres, en Mark, en lo que dejo atrás. Hago un gran esfuerzo por no llorar para que mis padres no lo pasen peor de cómo lo están pasando. Aunque estamos muy felices por el paso que voy a dar. Llegamos al aeropuerto con tiempo más que suficiente. Tomamos algo en un bar para hacer tiempo pero llega la hora. Debo subirme al avión. Ahí ya me es imposible no llorar, abrazo a mis padres y me rompo entre sollozos. Ambos me desean muy buena suerte y nos recordamos todo lo que nos queremos.

Ahora sí, Lisa. Ahora sí empiezas una nueva vida.

HILO ROJODonde viven las historias. Descúbrelo ahora